Justicia

La jueza del caso Puertos quiere llevar a juicio al exalcalde de Ibiza Rafa Ruiz

La jueza concluye que el expresidente de la APB Gual de Torrella maniobró para adjudicar el puerto deportivo de Ibiza e implica también a José María Costa y el presidente del CNI, Joan Marí

Rafa Ruiz cuando acudió a declarar por el caso Puertos en la Audiencia de Palma el pasado año. | MANU MIELNIEZUK

Rafa Ruiz cuando acudió a declarar por el caso Puertos en la Audiencia de Palma el pasado año. | MANU MIELNIEZUK

J.F.M. / B.P.

La jueza Martina Mora, tras varios años de investigación, ha concluido las diligencias de la principal pieza del llamado caso Puertos. Un asunto que se inició hace tres años ante las sospechas de que la entonces dirección de la Autoridad Portuaria de Balears (APB), encabezada por Joan Gual de Torrella, amañó concursos públicos para beneficiar a determinados clubes o empresas. En concreto, la investigación se ha centrado en la concesión de la explotación en el puerto de Vila de la sede histórica del Club Náutico Ibiza (CNI) y del puerto de Menorca.

En un extenso y muy elaborado auto, la magistrada entiende que de la investigación se desprenden indicios claros de que en estas concesiones, aprobadas por todo el Consejo de Administración de la APB, se pudieron cometer hasta cuatro delitos, lo que justifica el procesamiento de hasta 17 personas, la mayoría de ellas funcionarios o altos cargos políticos, como paso previo al juicio que se celebrará contra ellos, una vez que se presente el escrito de acusación. Los delitos que se investigan en este caso se concretan en el de prevaricación administrativa, fraude a la administración, tráfico de influencias y un delito instrumental de cohecho.

En este auto se resalta, como principal acusado, la figura del expresidente de la APB, Joan Gual de Torrella, que ocupó su cargo por designación política del anterior Govern del Pacte. La jueza le atribuye a Gual los cuatro delitos citados con anterioridad.

Entre las otras 16 personas que la magistrada propone llevar a juicio hay tres ibicencos, el exalcalde de Ibiza por el PSOE Rafa Ruiz, el abogado y exconseller José María Costa, y el presidente del CNI, Joan Marí Marí, Vadell.

Pantalanes del Club Náutico Ibiza.

Pantalanes del Club Náutico Ibiza. / Toni Escobar

El resto son: Miquel Puigserver, Juan Carlos Plaza, Dolores Ripoll (jefa de la abogacía del Estado en Balears), Fernando Berenguer, Armando Parada, Jorge Martín, Vicente Fullana, Justo Saura, Benito Reynés, Javier Mas, Marc Pons, Basilio Sastre y Javier Enrique. Casi todos están acusados de prevaricación y fraude a la Administración, delitos que pueden conllevar penas de cárcel.

La magistrada confirma que el proceso para autorizar la explotación del espacio en el puerto de Ibiza fue amañado desde la propia dirección de la Autoridad Portuaria. El CNI llevaba casi un siglo explotando el espacio público. Dicha concesión terminaba el 2010 y durante años disfrutó de prórrogas, hasta que no hubo más remedio que convocar una oferta pública, a través de la valoración de varios proyectos.

El auto de la jueza concluye que existía un interés político de que el histórico CNI siguiera dirigiendo la actividad del náutico, ya que era una propuesta que se defendía desde los dos principales partidos políticos de Balears. Así, para llevar a cabo este plan, según la conclusión que alcanza la magistrada, el presidente de la APB, con la colaboración del director de este organismo y la abogada del Estado, realizaron las maniobras administrativas necesarias para que la oferta del CNI obtuviera la mayor puntuación. Para ello añadieron un concepto a puntuar, como fue el del arraigo.

A esta propuesta pública se presentaron otras dos empresas y una de ellas consiguió que los tribunales anularan la aprobación de la concesión, considerando que el concepto de arraigo era ilegal. Esta primera propuesta quedó anulada, pero según recuerda la juez, hubo un segundo acuerdo del Consejo de Administración que volvió a ratificar el mismo proyecto. De nuevo la empresa perdedora acudió a los tribunales y por segunda vez se anuló el acuerdo de la APB.

Lo mismo ocurrió, según la conclusión que alcanza la magistrada, con la concesión de los amarres del puerto de Maó, que se otorgó a un grupo de empresas, que contaron con un trato de favor por parte de Gual de Torrella.

La magistrada reconoce que no existe una prueba clara y directa que demostraría esta actuación corrupta por parte de los altos cargos investigados. Sin embargo, sí entiende que, a través de una valoración conjunta de las pruebas que ella ha analizado, sí aparece un conjunto de indicios que apuntan hacia el amaño de las dos concesiones públicas.

En cambio, la jueza deja claro que ninguno de los investigados ha podido recibir ninguna recompensa económica a título personal. El beneficio que habría obtenido sería el de contentar a los responsables políticos para continuar en el cargo, sobre todo en el caso de Gual de Torrella, que fue elegido por la expresidenta del Govern y que obtenía un sueldo anual de más de 100.000 euros.

Esta conclusión de la investigación es el paso previo a que las acusaciones presenten sus respectivas alegaciones, que la instructora tendrá que valorar y resolver si prosigue con el procedimiento enviando a juicio o sobreseyendo la causa para todos o algunos de los procesados.

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