Opinión | Tribuna

Como dispararse en un pie

¿Se ha dado cuenta de que, ahora, cuando un ibicenco viaja fuera de la isla provoca unas reacciones completamente distintas a las de hace unos años? Hubo un tiempo, no hace tanto, en que cuando manifestaba ser de la isla automáticamente generaba expresiones de envidia y admiración. Hoy, las respuestas suelen ser radicalmente opuestas: «¿Qué pasa en Ibiza que la gente vive en caravanas?», «¿se puede residir allí con lo caro que está todo?» o «¡menudo problema tenéis con el tema de la vivienda!». En la actualidad, ¿a quién se le ocurre presumir de ser de Ibiza?

Ya nadie alude en positivo a la isla como primera reacción y a los isleños cada vez nos cuesta más defenderla. Fuera de nuestro territorio, he mantenido esta misma conversación de manera recurrente. Y sin sacar yo el tema, entre otras razones, porque ya me he cansado de dar explicaciones acerca de cómo nos hemos podido cargar un paraíso que ahora parece un infierno. Que la imagen de la isla ha dado un vuelco total y ahora se percibe como un destino prohibitivo y socialmente desequilibrado, al que mejor no ir, es un hecho incontestable. Ibiza sigue atrayendo a los nuevos ricos, a los que aspiran a serlo y a toda clase de macarras internacionales; individuos que disfrutan dilapidando sus recursos en discotecas, hoteles de lujo y clubes de playas, pero la gente normal ha comenzado a rechazarla, incluida la que tiene dinero.

La semana pasada, al leer una conversación en Facebook entre ingleses que frecuentaban y solían admirar la isla, pude confirmar esta teoría por enésima vez. El debate lo inició un bloguero británico que suele publicar fotos y comentarios de las principales fiestas de las discotecas y también de los paisajes de la isla. Subió varias instantáneas de un chiringuito fashion de Benirràs completamente vacío, con el siguiente comentario: «18 de junio, sobre las nueve de la noche, y no hay nadie. ¿Qué está pasando». Su duda, de alguna forma, corrobora la que han trasladado algunos portavoces de colectivos empresariales, que afirman que la temporada va un poco al ralentí, y, aunque se alude a la Eurocopa como causa probable, da la impresión de no ser la única.

Las respuestas de los ingleses a su amigo, sin embargo, sí resultan esclarecedoras. «Mi vuelo desde Gatwick el pasado domingo venía vacío», «¿Quizás este establecimiento, como la mayoría de lugares de Ibiza hoy en día, es demasiado caro y la gente no puede o no quiere pagar esos precios exorbitantes?», «Los precios para las vacaciones este año son de locura. Hoteles, bares y discotecas están jugando a un juego peligroso», «Regresaré de vacaciones en septiembre, pero evitaré el lado desagradable de Ibiza, sobre todo los grandes clubs. Antes solía amarlos, pero tratan a los clientes de manera abominable. No piensan en su comodidad y seguridad, y quieren sacarles hasta el último céntimo. Ésta no es la Ibiza que viví en el pasado».

La conversación seguía por los mismos derroteros: «En 2012 pagué 300 euros por una semana en un hotel de ses Figueretes. He mirado las mismas fechas en el mismo lugar, y ahora sale por 3.000 euros», «Los precios este verano son un disparate. Algunos hoteles piden más del doble que en las mismas fechas del año pasado», «Fuimos 21 veces hasta 2022. Se estaba poniendo ridículamente caro», «Ibiza está más allá de la broma. El verano pasado estuve dos semanas con mi mujer y mi hija de 15 años (cita un hotel renovado de Cala de Bou). Al final las vacaciones nos salieron por 10.000 libras. Dudo que volvamos a ir, salvo para alguna escapada corta a las discotecas», «Ya veo donde está el problema: tomaste la foto en uno de esos nuevos chiringuitos elegantes de Benirràs. Hace unos años, este lugar ofrecía una experiencia hippie increíble… Ahora, ¿para qué pagar 200 libras por comer y tomar una copa como un niño rico idiota?».

Una última opinión, que resume la cuestión de manera gráfica y definitiva: «¿Por qué ir a Ibiza y pagar sus precios turísticos cuando puedes viajar a cualquier otra parte de España y pagar una miseria, y aun así disfrutar de un momento increíble? Mucha gente que conozco fue, pagó una fortuna y no se divirtió más que otros que, por ejemplo, estuvieron en Benidorm. Es como dispararse en un pie».

Entre los más de setenta comentarios, había uno que aludía a la Eurocopa como causa y varios hacían bromas, pero no encontré un solo argumento en defensa de la isla, ni siquiera para subrayar lo bonita que es. La imagen que tienen cada vez más británicos es que, efectivamente, venir a Ibiza es como pegarse un tiro en el pie; y no son los únicos. Sigamos subiendo precios, exprimiendo al viajero y permitiendo la saturación, y luego podemos volver a preguntarnos qué está pasando.

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