Infraviviendas

Tres menores de edad viven en el asentamiento ilegal incendiado en Sant Josep

Una decena de personas, entre ellas tres menores de edad, viven en caravanas y casetas del núcleo de infraviviendas, emplazadas en un terreno privado

Los cuerpos de emergencias en la área forestal donde están las infraviviendas y se produjo el incendio

Los cuerpos de emergencias en la área forestal donde están las infraviviendas y se produjo el incendio / Toni Escobar

Un fuego forestal que tuvo lugar ayer, sobre las seis y media de la mañana, en un terreno situado a la altura del kilómetro ocho de la carretera de Sant Josep, justo detrás de Can Jordi, sacó a la luz un asentamiento ilegal en el que viven una decena de personas.

Al parecer, el fuego se originó en una instalación eléctrica colocada por los habitantes del núcleo de infraviviendas en un área utilizada como zona para hacer vida común, según informaron desde los bomberos de Ibiza. Un dispositivo de emergencias formado por cinco bomberos, que recibieron el aviso en el Parque Insular a las 6.25 horas, y agentes del Ibanat se movilizaron para apagar las llamas, que alarmaron a los vecinos.

«Nos llevamos un buen susto», testificó uno de ellos a este diario. La columna de humo se hizo visible hasta la carretera y la gente del bar y el supermercado de la zona se hicieron eco del incendio. Los bomberos intervinieron con un camión bomba rural pesado y al cabo de un rato, el cabo contactó con el Parque para que acudiera otra dotación de apoyo con dos bomberos y una bomba nodriza.

A su llegada, la Policía Local de Sant Josep ya estaba en la finca, de propiedad privada. Fue entonces cuando los agentes descubrieron que había viviendo allí varias personas. Tres de los habitantes del asentamiento irregular, bastante aislado y rodeado de masa forestal, son menores de edad, como detallaron ayer desde el Consistorio.

Un botella de butano quemada

Se desconoce, por el momento, cuál fue la causa exacta del inicio de las llamas. Entre los restos del incendio se encontró, quemada por completo, una botella de butano, un conjunto de mobiliario (una mesas y varias sillas) y restos de una de las casetas prefabricadas, que ardió. Muchos de los pinos situados alrededor también se vieron perjudicados, quemándose, en total, 0,025 hectáreas de pinar.

Además de estas casetas que estaban acondicionadas para vivir en el interior, en la parcela también había aparcadas, con gente viviendo dentro, varias autocaravanas y caravanas, aunque las llamas no alcanzaron ni afectaron a ninguno de los vehículos. Tampoco fue necesario desalojar ninguna de las casas cercanas.

Al parecer, el propietario del terreno alquila el suelo a estas personas de manera irregular para que puedan establecerse. Hasta el momento, las patrullas locales no habían detectado la actividad en la parcela, ya que al ser de propiedad privada y estar completamente vallada, es más difícil intervenir.

Desde el Ayuntamiento de Sant Josep señalaron que, por otra parte, sí se está llevando seguimiento y registro de la situación de las personas que viven asentadas en campamentos ilegales más grandes y emplazados en lugares públicos, como el de Can Raspalls u otro, de menor tamaño, situado en la zona de Cala de Bou.

«Luego hay también otras infraviviendas que son más difíciles de detectar porque son itinerantes y difíciles de controlar», detalla un representante de la institución municipal en referencia a las autocaravanas y caravanas.

Otro incendio en una yurta

El fuego quedó controlado a las 7.45 horas y extinguido a las 8.35 horas, según comunicaron desde el Ibanat, cuyos agentes se retiraron a las 8.30 horas, informaron testigos presenciales.

Se trata del segundo incendio de esta temporada iniciado en unas infraviviendas en un área forestal de Sant Josep. A principios de abril se produjo el primer incendio de este tipo en el Puig d’en Cardona, en una yurta que se alquilaba en un terreno rústico.

La Guardia Civil investiga, por este caso, a dos mujeres de nacionalidad española, la propietaria del terreno donde se originó el fuego y la inquilina de la yurta, como presuntas responsables del fuego.

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