Incendio Industrial | Afectados

Trabajadores de Citubo: «Salimos corriendo al ver el fuego»

Los trabajadores de Citubo que desalojaron rápidamente la nave cuando sonó la alarma de incendios observaban ayer desolados e impotentes cómo el incendio destruía por completo y en pocas hora la nave.

El incendio de Citubo grabado desde el barco a Formentera

José Luis Rodríguez Poblador

Estela Torres Kurylo

Estela Torres Kurylo

Los trabajadores de Citubo salieron corriendo en cuanto comenzó el fuego cerca de las doce de la mañana, a pesar de que en los primeros instantes se vivieron momentos de pánico que complicaron levemente la evacuación. Todavía se desconoce la causa del incendio, pero los bomberos aseguran que empezó en la parte trasera de la nave, en el exterior: «Hemos salido corriendo, tanto nosotros, como los clientes que había dentro», relatan dos empleadas, con expresión de agotamiento, antes de admitir: «Estamos todos bien, ahora toca procesar lo que ha ocurrido».

Cerca de las cuatro y media de la tarde, el naranja de las llamaradas sigue devorando el interior del recinto. La humareda gris y apabullante visible desde puntos tan lejanos como Sant Antoni y Formentera va cambiando de tonalidad hasta pasar al blanco roto a medida que se trabaja en su extinción. Es un color roto, igual que la mirada de los directivos del centro comercial, que se encuentran bajo la sombra que deja un árbol en la acera frente a la nave: «Ahora estamos muy afectados», es lo poco que, con razón, tienen fuerzas de decir.

A su lado también se congregan una decena de trabajadores del recinto inmediato a Citubo, que pertenece a Aves Chico. Están esperando a saber si podrán empezar su turno: «Venimos de trabajar en otra nave y estamos esperando a que nos avisen», apuntan. Frente al precinto que ha colocado la Policía Local para limitar el acceso a la nave en llamas se encuentran algunos de sus jefes, a quienes se está avisando de que no, no se podrán terminar los turnos del día. Incluso hay dudas sobre si se podrán llevar acabo los de la jornada siguiente. Tal vez sólo dejen mover algunos coches.

En uno de los recintos en los que sí se trabaja a pesar del incendio (porque se encuentra más alejado del foco), el empleado de un alquiler de coches relata que la situación ha provocado el caos en su jornada: «Los clientes están dejando los coches en el aeropuerto y luego los iremos a buscar», señala. Como era de esperar, el tráfico en la carretera del aeropuerto se ha visto afectado, para conceder prioridad al acceso de los bomberos del Parque Insular y a los bomberos del aeropuerto, que llevan trabajando sin descanso varias horas.

Se escucha su característica sirena cada vez que van y vienen de recargar las cisternas. Su trabajo deja rastro en forma de espuma y agua sobre la carretera en la que, a pesar del colapso, los rostros de quienes van en coche no se alejan del asombro que transmite la imagen que tienen ante sí.

Varios equipos de la Guardia Civil controlan los accesos a la zona. Hay calles cortadas en diferentes puntos, aunque los agentes aseguran que los vecinos pueden acceder «por la parte de atrás». Justo por ahí pasea una mujer con su bebé en carrito, cerca de las cinco y cuarto de la tarde. Llevan todo el día en casa con las ventanas cerradas por el fuerte olor que desprende la quema de plásticos y materiales inflamables. Ellas, en concreto, están de visita en casa de unos amigos que viven tras la nave: «Estábamos aterrorizados por si llegaba a la casa, pero ahora parece que se está solucionando», cuenta.

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