Opinión | Para empezar

El peligro de vivir al límite, de no saber decir basta

No lo digo yo, que bendito indocumentado estoy hecho. Lo dice en una gran entrevista del también grande Toni Escandell (dejen que presuma de colegas de curro) la decana del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Sara Lobato. El problema de las infraestructuras que tenemos en esta isla, de los años 80, es que se utilizan para dar cobertura a situaciones cuasi de emergencia, ante carencias absolutas e ilógicas, por esa necesidad que tenemos de vivir al límite.

Habla Lobato como profesional y ciudadana y pone nombre a gran parte de los males que sufren estas islas. En esencia y como han explicado muchos otros, pero tal vez sin el respeto que otorga la aplicación de una ciencia, nuestra derrota como sociedad, el calvario que estamos haciendo pasar a la naturaleza está provocado por la falta de previsión, de estudio previo, de confrontación y análisis de datos reales, inmediatos, terribles a veces por su crudeza pero reales como cualquier virus. De falta de valentía para reconocer nuestros errores y actuar.

Y entonces proyectamos según la emergencia del momento, en función de qué necesitamos cuando tanto hemos crecido; y no culpemos a los políticos porque ellos son, en la mayor parte de los casos, aquellos que poco antes discutían y asentían a nuestras cavilaciones de barra de bar. Es la sociedad la que debe saber decir basta y cómo hay que salir de estos atolladeros. ¿Una cuarta desaladora en Ibiza para satisfacer a cada vez más y más bocas? «Lo ideal sería que esa cuarta planta no se tuviese que utilizar o que cuando se utilice sea para la recuperación de caudales ambientales o naturales». Lobato dixit.

Y me viene a la cabeza que ese vivir al límite sea una de las causas de la deriva ultra que estamos sufriendo en Europa. Si reflexionáramos un poco, si nos parásemos a pensar y a explicar con pedagogía y sin ira, sin odio, qué pasó hace apenas unas décadas en este viejo y cansado continente, es muy probable que las nuevas generaciones no abrazasen esas ideologías populistas y sencillas que te dicen lo que quieres escuchar y no necesitas discutir o rebatir. Qué cansino eso de pensar...

Suscríbete para seguir leyendo