Gastronomía de guerra: Panceta con albaricoques

Es época de albaricoques. Una fruta, como los melocotones o las nectarinas, que recuerdan a la salida y las puestas de sol. Por los colores con los que se va tiñendo su piel así como maduran. Y por ese sabor ácido y dulce a la vez, como el inicio del verano. Hay miles de recetas con albaricoques. La gran mayoría postres, pero hay vida más allá de las mermeladas, las mousses, las coques, los hojaldres, los flanes… El albaricoque es un gran aliado de la cocina salada. Están riquísimos en ensalada. Espinacas, albaricoques, lascas de parmesano y una vinagreta, no hace falta nada más. Una delicia. O en un bocadillo o una tostada, a láminas y con jamón ibérico. Sofritos en cuartos con un poco de aceite de oliva, sal, pimienta y tomillo son un acompañamiento increíble para carnes. Hoy, los metemos en la sartén con panceta, con la que comparten una textura untuosa que se derrite en la boca.

Preparación

—En una olla con sal y un chorro de vinagre, cocer la panceta unos 20 minutos. Sacar y cortarla en láminas.

—En una sartén con un chorro de aceite de oliva sofreír los ajos con un corte al medio y la cebolleta cortada en rodajas. En un mortero majar el cardamomo con granos de pimienta negra y añadírselo.

—Cuando la cebolla empiece a tostarse, agregar los albaricoques cortados en cuartos y la panceta. Cocinar unos minutos a fuego vivo para que la panceta se dore.

—Añadir la cerveza y la soja, bajar el fuego y dejar que cueza todo junto unos 15 minutos.

—Servir acompañado de un poco de arroz, pasta, cuscús, dentro de una tortilla...

El toque gourmet

Se puede obtener un sabor más suave añadiendo un poco de caldo y reduciendo la soja. Potenciar esa parte exótica con jengibre al sofreír la cebolla y un poco de piel de lima rallada como toque final. O darle un toque un poco más agridulce añadiendo, justo antes de la soja y la cerveza, una cucharada de miel.

Gastronomía de guerra | Tarta de tatin de cebolla y queso de cabra

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