Sociedad

Una jornada repleta de vida en la Llar Eivissa

Aarón Benet

Aarón Benet

Un total de tres bailes con coreografías diferentes. Así de animada empezó ayer por la mañana la celebración de la fiesta de fin de curso de verano del grupo de danza y baile de tercera edad de la Llar Ibiza. La jornada, que se llevó a cabo en la planta baja del centro social, tuvo una gran acogida desde el inicio del acto sobre las 10.40 horas. Durante más de dos horas, los asistentes disfrutaron de un día en el que también hubo canto coral de la mano de Elena Prokhorova.

Instantes previos al comienzo de la esperada función, la Llar lucía un aspecto excelente, propio de las grandes ocasiones. No era un día cualquiera y eso se evidenciaba en el multitudinario y atípico ambiente que se respiraba en el recinto. Pocos minutos antes de las 10.30 horas, todos los asientos de la pequeña sala, que tiene un aforo para acoger a aproximadamente 170 personas, estaban ocupados. Tal era el gentío, que incluso hubo quien se vio obligado a salir al diminuto patio ubicado en la entrada del centro social como único remedio para poder observar el espectáculo. Y es que los centenares de presentes eran conscientes de que iba a ser un día especial.

Día de «cariño»

El dinámico profesor de baile Miky, responsable de las coreografías, se encargó de inaugurar la jornada con una breve intervención, en la que explicó el objetivo que se esconde detrás de este tipo de espectáculos: «Gracias a iniciativas como las de hoy, -ayer para el lector-, brindamos cariño a nuestros mayores. Con ello tienen la oportunidad de vivir experiencias, salir y pasárselo en grande». Simultáneamente, los asistentes escuchaban con gran atención cada una de las palabras del extrovertido bailarín. De hecho, hubo alguna persona del público que mandó callar a los que hablaban.

IBIZA FIESTA FIN DE CURSO LLAR EIVISSA

IBIZA FIESTA FIN DE CURSO LLAR EIVISSA / Daniel Espinosa

Las tres actuaciones estuvieron dotadas de una perfecta coordinación. Parte del público respondía con palmas los pasos de las bailarinas. También hubo un pequeño sector que intentó imitar, sin demasiado acierto, los movimientos de las danzadoras. En un día así, tampoco podían faltar aquellos que optaron por sacar sus teléfonos a fin de inmortalizar el recuerdo con un vídeo. Cada uno disfrutaba como quería de la experiencia, aunque los ruidosos aplausos al finalizar las distintas actuaciones, que tuvieron una duración de unos diez minutos, fueron un factor común.

Una vez finalizados los bailes, llegaron las conclusiones. Ángela Saras, que participó con uno de los grupos y que lleva en la Llar desde hace unos seis años, hizo balance de la experiencia: «Para mí, este tipo de jornadas me dan vida, ya que la música y el baile me encantan. Me siento muy, muy feliz». Asimismo, agregó: «Tengo la intención de seguir con esto durante más tiempo, ya que es una de las prioridades en mi vida».

La jornada continuó con una actuación de canto coral a cargo de Elena Prokhorova, que logró emocionar a algunos de los asistentes. También, estaba programada una función de teatro de la compañía Las Queruninas y una demostración de chi kung dirigida por Elena Riera.

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