El Servicio Marítimo de la Guardia Civil ha verificado «una a una» las embarcaciones fondeadas en la entrada de la bahía de Portmany, frente a la playa de s'Arenal, que actualmente son entre 20 y 30, confirmó ayer la oficina periférica de comunicación de la comandancia de Balears.

Algunos de los tripulantes residen en las embarcaciones, mientras que otros están de paso. En cualquier caso, ninguno de ellos puede desembarcar si no es con permiso expreso de la Delegación del Gobierno de Balears, ni en Sant Antoni ni en cualquier otro lugar. Normalmente, estos permisos de la Delegación del Gobierno se conceden para repostar combustible, adquirir avituallamiento o acudir al médico, entre otros motivos.

La comandancia balear de la Guardia Civil recordó ayer que el estado de alarma no prohíbe ni la navegación ni los fondeos. Ambas actividades son absolutamente legales, remarcaron. «Lo que está prohibido es desembarcar sin permiso y, por supuesto, reunirse en los barcos», subrayó la comandancia. Consecuencia de la vigilancia del Servicio Marítimo de la Guardia Civil en la bahía de Portmany es la denuncia contra siete personas que, el jueves de la semana pasada, participaron en una fiesta en un velero fondeado en la zona de sa Punta d'es Molí.

Agentes del cuartel de ses Païsses se desplazaron al lugar y levantaron actas administrativas por desobediencia contra siete personas de diferentes nacionalidades (cinco franceses, un japonés y un irlandés) por incumplir las restricciones establecidas en el Real Decreto 463/2020, por el que se declara el estado de alarma por el coronavirus, informó al día siguiente la Delegación del Gobierno en Balears.

Primeras denuncias

Primeras denunciasDías antes, el 19 de marzo, la Guardia Civil también denunció, primero en Ibiza y luego en Formentera, a los cinco tripulantes de una lancha, todos ellos de nacionalidad portuguesa, que tocó tierra en ambas islas sin contar con el permiso de la Delegación del Gobierno.

Según explicaron a los agentes que les denunciaron, desembarcaron en Ibiza y Formentera con el fin de repostar antes de continuar ruta hacia Portugal.

Caso aparte es el de Rafael Lambies, un navegante valenciano que desde el 12 de marzo hasta el pasado fin de semana estuvo fondeado frente al islote de s'Espalmador y que se marchó de Formentera después de que la Guardia Civil y la Delegación del Gobierno le recomendasen volver a tierra firme. «Este navegante no puede estar fondeado sine die en medio del mar como si estuviera de vacaciones, por lo que lo coherente es que pase el resto de la cuarentena en su casa y así evitar peligros para él mismo», explicaron a este diario varias fuentes.

El Consell de Formentera, por su parte, explicó que había solicitado información a la Guardia Civil respecto a las actividades que podía realizar esta persona «aparte del fondeo».

El Consell de Formentera decidió advertir a la Guardia Civil de que esta persona «realizaba actividades no permitidas como, por ejemplo, pasear por s'Espalmador o bajar del barco para comprar cuando solo puede hacerlo a modo de avituallamiento de camino a su puerto base, no de manera continua».

Sin más altercados

Sin más altercados

Desde la comandancia de la Guardia Civil advirtieron de que el control sobre las embarcaciones fondeadas alrededor de las Pitiusas es «constante», incluida por supuesto la bahía de Portmany, que es la zona de las Pitiusas en la que hay más barcos.

Por su parte, el Ayuntamiento de Sant Antoni explicó que la Guardia Civil se encarga de vigilar «cada día la bahía con el fin de controlar el confinamiento y los fondeos». «Con excepción de la fiesta que se detectó el otro día en un barco [en referencia a las sanciones interpuestas la semana pasada por la Guardia Civil contra siete personas], no existe constancia de otros altercados de este tipo», señaló el Ayuntamiento.