Las capturas pesqueras durante el año 2019 cayeron un 15,4% en la isla de Ibiza. Entre la cofradía de Vila y la de Sant Antoni pesaron 243,7 toneladas de pescado y marisco, 44,4 toneladas menos que en el año 2018. Y eso, en dinero, se traduce en una facturación de 2,4 millones de euros, un 12,5% menos.

Para ambas cofradías, 2018 fue el peor ejercicio de los últimos diez años. En el caso de la de Ibiza, las capturas ascendieron a 162 toneladas, la cantidad más baja de la década. Son 10 toneladas menos que en 2018, lo que supone un descenso interanual del 5,8%. Pero esa bajada no es coyuntural: en el año 2013 se pescaron 57 toneladas más; ahora se atrapa un 26% menos que entonces. Si se exceptúa la remontada del año 2016, la caída desde entonces ha sido continua.

Paralelamente, la cofradía ha ingresado menos dinero año tras año. En 2019 facturó 1,438 millones de euros, un 4,4% menos que en 2018. Es aún peor la comparación con 2016 (-15,5%) o con 2013 (-19,2%).

En Sant Antoni tampoco se han librado: en 2019 se atraparon 81,7 toneladas de pescado y marisco, un 29,6% menos que en 2018, lo que supone un recorte de 34,4 toneladas. Y mucho dinero menos: el pasado año se facturaron 952.975 euros, un 23,2% menos. Es el peor dato (en euros) desde 2013. Desde 2015, el recorte de capturas ha sido imparable: ahora se pesca allí un 36% menos que hace un lustro.

Los peces siguen picando

Los peces siguen picando

Sin embargo, esos datos no son consecuencia de que los peces ya no piquen, sino de que cada vez faenan menos arrastreros en estas costas: «La bajada del número de embarcaciones de arrastre en los últimos 10 años ha provocado una fuerte caída en el volumen de capturas comercializado. En una década hemos pasado de tener siete barcos de arrastre en la Cofradía de Ibiza a tener ahora solo tres», señala Xico Cardona, secretario de ese gremio.

Cardona advierte de que «sin la aportación de las embarcaciones de arrastre será muy complicado mantener las estructuras y los servicios que ofrecen las cofradías de pescadores» pitiusas. El secretario explica que «los arrastreros aseguran un volumen continuo. Hay muchos días que hace mal tiempo y que los llaüts no pueden salir, pero ellos sí. Eso da continuidad a las ventas y aporta un volumen importante. Al desaparecer, restan volumen y, sobre todo, el contacto diario con los compradores. Y si no hay aquí pescado, al final lo traen de fuera».

Sin arrastreros, adiós cofradías

Sin arrastreros, adiós cofradías

Las cofradías «mantienen una cohesión entre los pescadores» y ofrecen diversos servicios, como «las instalaciones, lonjas, neveras, hielo? Si desaparecen las cofradías, cada pescador de artes menores tendrá que buscarse la vida por su cuenta», alerta Cardona.

En 2018, en Sant Antoni había 14 embarcaciones de artes menores, dos de arrastre y un total de 24 socios de media. Pero este año «una de las embarcaciones de arrastre se fue a otro puerto (por jubilación de los armadores y la venta de esta) y la otra estuvo parada casi la mitad del año», detalla Joan Castelló, secretario de la cofradía de Sant Antoni: «Esto ha motivado parte de la disminución de las capturas, junto al mal tiempo de los dos últimos meses del año», indica Castelló.

Plan de gestión con el Consell

Plan de gestión con el Consell

¿Y por qué hay cada vez menos arrastreros? «Ese tipo de pesca tiene muy mala publicidad -explica Cardona- y está desapareciendo porque se le está aplicando una serie de medidas muy duras». A su juicio, «un volumen muy grande de barcos arrastreros en las Pitiusas seguro que sería muy perjudicial», pero en la actualidad ocurre justo lo contrario: «Estamos en un nivel crítico. Si llegan a desaparecer aquí, será muy complicado mantener las cofradías». Su futuro está ligado a los ingresos que aportan ese tipo de embarcaciones pesqueras.

Las cofradías trabajan con el Consell «en un plan de gestión para marcar un límite de barcos de arrastre que sea sostenible para el medio ambiente y, también, para sostener las estructuras y la parte social de la pesca». La desaparición de arrastreros, advierte, provocará la de las cofradías y, al mismo tiempo, «la de muchos barcos de artes menores, pues no tendrán el apoyo ni los servicios» que sus gremios les dan ahora.

Cardona asegura que «los arrastreros no perjudican a las artes menores». Trabajan en dos medios completamente distintos: «Los pequeños lo hacen a poca profundidad, cerca de la costa, y los arrastreros a más de 50 metros de profundidad. No hay interacción».