Años de infancia

«Un avión de Bayo nos ametralló, pero no hirió a nadie afortunadamente»

«Nací en Ibiza el día 1 de abril de 1930. Mi padre se llamaba Francisco y trabajaba como apoderado de la Banca Matutes, mi madre se llamaba Eulalia. Empecé a ir al colegio de Sa Graduada en 1936, pero al comenzar la guerra nos trasladamos a vivir a Sant Jordi, a una finca que nos dejó la familia Matutes, llamada Cas Coroné, así que seguí estudiando en el colegio de este pueblo los años siguientes. Recuerdo que allí lo pasé muy bien. Me pasaba el día jugando y cazando con Pep, el hijo de los mayorales de la finca. Al colegio procurábamos ir poco.

De aquellos años de la guerra recuerdo solamente algunos pequeños incidentes. Por ejemplo, el día en que los republicanos desembarcaron en Es Pou des Lleó, nosotros estábamos allí, habíamos ido a pasar el día, porque todo el mundo decía que aquella parte de la isla era más tranquila, nadie se imaginaba que llegaran por allí. Así que de pronto nos encontramos entre dos fuegos. Subimos al coche rápidamente para regresar a Ibiza –entonces aún vivíamos allí– y cuando íbamos de Sant Carles a Santa Eulària, por la carretera, un avión de Bayo nos ametralló, aunque no hirió a nadie afortunadamente, ni siquiera a mi abuelo, que iba fuera del coche. Me acuerdo bien de esto.

Al acabar la guerra volvimos a Vila. Vivíamos en Vara de Rey y luego pasamos a la calle Conde de Rosellón nº 5. En septiembre de 1939 ingresé en el instituto para hacer el bachillerato, después de unas clases preparatorias que me dio don José Roselló.

Tengo muy buenos recuerdos del instituto. Los de aquel grupo siempre hemos seguido siendo amigos, algunos de ellos ya han fallecido. Allí estaban Bernardo Cardona, Pepe Vadell, Cosme Vidal, Antonio des Coc, Juanito Ramis, Manolo Tur, que después se hizo fraile, Ribas, de Sant Joan, que estuvo en el Ministerio de Agricultura, Gabriel Sorá...

También tengo buenos recuerdos de los profesores: Mario Tur, Binimelis, Zornoza, Sorá, Bufí, Arellano... Bueno, yo era un estudiante más bien del montón.»

Estudiante en madrid

«En mi familia no había habido nunca ningún médico, he sido el primero»

«A los 17 años me fui a Madrid, recién acabado el bachillerato, para prepararme para entrar en Veterinaria o en Ingenieros agrónomos, pero cambié de opinión allí mismo, porque no me gustó lo que vi ni lo que me contaron, y así fue como, en parte por influencia de mi madre, decidí matricularme en Medicina. A mi padre también le pareció bien. En mi familia no había habido nunca ningún médico, he sido el primero.

En 1947 empecé Medicina en la Facultad de San Carlos de Madrid. Hice también un examen de ingreso para estudiar como interno en el Hospital, de manera que no era obligatorio para mí ir a clase, pues todo eran clases prácticas en el Hospital, como ayudante. De todas formas, a algunas clases de la Facultad también iba. Allí estaba estudiando también, en un curso superior, otro ibicenco, mayor que yo, Miguel Verdera. Y después llegaría también Paco Verdera, aunque éste finalmente no acabó la carrera.

En Madrid vivía en una casa particular de la calle García Morato, con una familia que alquilaba habitaciones y nos daba de comer. Esta familia se había dedicado a la litografía de todos los papeles de la Casa Real, pero, claro, se le había acabado aquel trabajo hacía tiempo y por eso su principal fuente de ingresos era el alquiler de habitaciones. Pagábamos 600 pesetas al mes. Allí estaba también otro ibicenco, Magín Ferrer, que estudiaba Ingeniería Naval.

En el año 1947, Madrid me pareció un sitio estupendo. Podías pasear tranquilamente por cualquier lugar, lo pasábamos muy bien y en la Facultad había mucho compañerismo. Éramos unos doscientos alumnos. Estudiábamos siete cursos, seis teóricos y uno teórico-práctico.

Recuerdo el último examen que hice y que aprobamos muy pocos, porque el profesor, un Catedrático de Dermatología, era muy exigente y duro. Tuve mucha suerte en aquel examen, porque había asistido a clase unos días antes y, puesto que preguntó sobre ello, el tema de la lepra, escribí exactamente lo único que había explicado y lo único que quería que pusiéramos: «la reacción lepromatosa no debemos dejarla producir nunca». Nada más.

Los pocos que habíamos ido a clase aquel día escribimos esta frase y nos fuimos, mientras que la mayoría se quedó escribiendo un montón de páginas y no consiguió aprobar. En fin, cosas, anécdotas típicas de una Facultad.

Hice prácticas en el Hospital Provincial durante un año, en el que aproveché para especializarme en traumatología en un curso que había allí mismo. Continué con esta especialización el año siguiente, cuando ya había terminado la carrera, y después también en Barcelona, en el Hospital San Pablo, con el doctor José Masferrer Oliveras, jefe de cirugía de la Alianza, que fue mi maestro. Fuimos la primera promoción que pudimos especializarnos en traumatología en España.

Este doctor José Masferrer Oliveras era un fénomeno como cirujano general, operaba de cualquier cosa, lo mismo de un riñón que de una cadera. Todos sus discípulos lo hemos apreciado y respetado mucho. Creó escuela. Decía una cosa que no he olvidado nunca: «el buen cirujano ha de tener un 80% de sentido común, un 10% de habilidad, un 8% de sabiduría y un 2% de suerte».

En Madrid estuve en total siete años, siempre en la pensión de la calle García Morato. Además de estudiar, me gustaba ir al fútbol, al campo del Atlético de Madrid, porque yo era y sigo siendo un forofo de este equipo, que entonces se llamaba Atlético de Aviación, aunque muy pronto cambiaron el nombre. Yo conocía al médico del club y gracias a él conseguía entradas para ir al estadio Metropolitano. Vi muy buenos partidos. También fui algunas veces a ver al Real Madrid, pues la familia Sainz, que tenía casa en Santa Eulària, me invitaba a comer muchos domingos y días de fiesta, se portaron muy bien conmigo siempre, y eran del Madrid, así que alguna vez los acompañé al estadio de Chamartín.

Durante estos siete años no venía mucho por Ibiza, solo un mes en verano, como mucho, y una semana por Navidad, porque al estar interno en el Hospital, siempre había trabajo, y no me parecía correcto marcharme todo el verano, aunque hubiera podido hacerlo. Me pagaban unas 300 pesetas, me parece.»

Milicias universitarias

«Yo quería ir a África, porque tenía intención de cazar gacelas»

«En 1948 hice milicias universitarias en La Granja de San Ildefonso, en Segovia. Allí coincidí con otros ibicencos como Armando Marí, que estudiaba Ingenieros, Juan Verdera y Acisclo Tur Llobet. El ejército en aquella época era muy rígido, por supuesto, pero la verdad es que nosotros nos lo tomábamos bastante en broma. Hacíamos mucha instrucción, eso sí, pero también recuerdo que en los exámenes podíamos copiar.

En 1949 hice tres meses más de milicias en La Granja. Y ya cuando acabé la Facultad, hice los seis últimos meses como alférez.

Estos seis últimos meses de milicias universitarias las hice en Ibiza, aunque yo no quería hacerlas aquí. De hecho, cuando realicé la petición de destino lo puse en el último lugar. Yo quería ir a África, porque tenía intención de cazar gacelas. Lo que pasó es que el teniente Morales, que estaba en la Comandancia de Ibiza, vio mi petición y se lo dijo a mi padre... Entre los dos encontraron la manera de traerme a la isla. El teniente Morales echó un poco de tinta en mi petición y la reescribió al revés de como estaba, es decir, poniendo Ibiza en primer lugar... Y, claro, me enviaron a Ibiza, en contra de mi voluntad. Pasé estos meses trabajando como principiante de médico.»

Cuatro años en Barcelona

«Mi intención era prepararme bien para ejercer en Ibiza»

«Cuando acabé las milicias, en 1954, me fui a Barcelona, donde estuve cuatro años, acabando la especialidad de cirugía y traumatología. Mi intención siempre fue prepararme bien para ejercer en Ibiza, y aquí se necesitaba un tipo de cirujano especial que pudiera ocuparse de todo, lo mismo había que atender a un parto que operar un estómago o un cráneo...

Adquirí bastante experiencia, estudiando y trabajando como médico: partos en la Alianza, cirugía general en San Pablo; traumatología lo había hecho sobre todo en Madrid. Ganaba 500 pesetas como ayudante de traumatología en el equipo quirúrgico y 500 más como cirujano de guardia en la Alianza.»

La primera Clínica Vilás

«Me ofrecieron varias veces ir a Barcelona y a Madrid pero decidí quedarme»

«En los años 50 la medicina en Ibiza estaba muy flojita, había pocos medios. Había, además, muy pocos médicos: Riera Mayans, Pedro Juan Basilio, Leandro, Rebollo, Alfredo Roig, Camacho... Casi los puedo nombrar a todos. Y dos clínicas que hacían cirugía: la de Alcántara y la de Villangómez.

Cuando llegué, en 1958, lo primero que hice fue intentar operar en el Hospital, pero a la gente no le gustaba operarse allí, así que apenas tenía trabajo. Me ofrecieron entonces varias veces irme a Barcelona y a Madrid, pero decidí quedarme.

Me casé aquel mismo año con Rosario –hemos tenido un hijo y una hija, y ahora tenemos tres nietos– y decidimos, con dos pisos que teníamos en la avenida España, hacer una pequeña clínica. Así nació la primera clínica Vilás, con un quirófano, una sala de esterilización, otra para rayos X, un despacho y cinco habitaciones.

Conmigo trabajaba otro médico, José Coll, que me ayudaba a operar y hacía la visita pediátrica, y varios enfermeros, como Mariano Ramón, que me ayudaba a mí, Antonio Ramón, que era el enfermero de planta, y Federico Bofill, que era anestesista. Nosotros hicimos la primera intervención en Ibiza con anestesia general y con el paciente entubado, porque a Federico Bofill le hicimos ir a Barcelona a hacer unos cursos de anestesia. Se convirtió en un gran anestesista: nunca se le murió ningún paciente con la anestesia. Este era un tema que en Ibiza estaba un poco atrasado entonces. Siempre digo que un hospital no lo hacen las paredes sino la ilusión de quienes trabajan en él. Esto es importante. Que el personal que trabaja esté contento y disponga de los instrumentos que necesita para su trabajo normal. De eso se trata.

Y en fin, en esta primera clínica estuvimos hasta 1969, cuando inauguramos la actual.»