Opinión | Editorial

El turismo ante un cambio de paradigma

El Foro Mediterráneo pone de manifiesto la necesidad de un diagnóstico y una estrategia transversales

El turismo se encuentra inmerso en un proceso de transformación radical como concepto y como industria, y Ibiza no es ajena a este fenómeno, que está ligado a la mayor sensibilización sobre los efectos de la crisis climática y sobre la necesidad de lograr una convivencia entre este sector fuente de riqueza y prosperidad y la población local. La lectura de las estadísticas ya no es en términos cuantitativos, sino cualitativos: batir récords de visitantes año tras año no se percibe como un éxito, sino que es un motivo de preocupación por las consecuencias indeseadas de la masificación, tanto sobre el medio ambiente como sobre los recursos escasos y sobre los residentes que sufren efectos negativos como la falta de vivienda -cuyos precios se disparan por la especulación- y son desplazados y excluidos debido a la actividad turística. Este análisis y la reflexión en torno al presente y el futuro del turismo en el Mediterráneo ha centrado durante varios meses el consejo dedicado al turismo y el cambio climático organizado por Diario de Mallorca y Diario de Ibiza en el marco del Foro Económico y Social del Mediterráneo, impulsado por Prensa Ibérica (empresa editora de ambos periódicos), y que culminó en dos intensas jornadas celebradas el miércoles y el jueves pasados en el Palau de les Arts de Valencia.

En el Foro se presentaron las conclusiones de los ocho consejos organizados por los diez diarios de Prensa Ibérica del arco mediterráneo. Cada consejo analizó un tema mediante mesas de trabajo en las que han participado expertos procedentes de todos los ámbitos (político, académico, empresarial, sociedad civil) para diseñar una hoja de ruta común a todos los territorios del Mare Nostrum que comparten una misma problemática y desafíos. Además del turismo, se reflexionó y se sacaron conclusiones sobre el agua, personas (migraciones, exclusión social), economía azul, la ciudad mediterránea del futuro, los retos inmobiliarios, la movilidad y la energía. La puesta en común sirvió para compartir casos de éxito como el de Murcia en lo que respecta a la depuración y reutilización de las aguas residuales, una asignatura pendiente en Ibiza debido a la histórica falta de inversiones en infraestructuras que arrastra la isla, y que tiene como resultado que toda el agua depurada de la isla (previamente desalinizada en su mayor parte, y el resto extraída del subsuelo) acabe en el mar, lo que es un absoluto despropósito que debe corregirse de forma urgente.

Foro Mediterráneo y visión global

Si algo se ha puesto de manifiesto en el Foro Mediterráneo es que el análisis, el diagnóstico y la estrategia deben ser transversales y no como se ha hecho tradicionalmente, de forma parcial y cada sector o ámbito por separado. Todos los temas que articularon el debate del Foro están interrelacionados: no se puede hablar de éxito si es solo económico y no tiene en cuenta el impacto social y medioambiental. Es un cambio de paradigma importante porque se trata de un punto de partida sobre el que se ha alcanzado un amplio consenso político, social y empresarial. Y es especialmente relevante en el caso de Ibiza, donde tradicionalmente se han justificado todo tipo de abusos en nombre de un mal entendido progreso y desarrollo económico impulsado por la industria turística. No se puede hablar de éxito cuando la especulación salvaje con la vivienda ligada al turismo ha privado de este bien fundamental a parte de la población y de los trabajadores de temporada de los que depende el correcto funcionamiento de empresas y servicios públicos. Ni tampoco cuando el éxito de la actividad turística provoca un deterioro del medio ambiente o esquilma los escasos recursos existentes en la isla.

El presidente del Consell Insular de Ibiza, Vicent Marí, subrayó este aspecto en su intervención en el Foro, y expuso que «Ibiza es ejemplo de lo que significa gestionar la crisis de éxito, que puede derivar en un gran fracaso si no conseguimos abordar de manera contundente el intrusismo». La gestión y corrección de los efectos negativos del turismo -que no se pueden achacar exclusivamente a la oferta ilegal, aunque sí en buena parte- es otra de las asignaturas pendientes en el sector, no solo en la isla, sino en todo el país, y exigir a los políticos que las afronten, afortunadamente ya no es una expresión de «turismofobia», sino de sentido común.

Detectar y corregir los desequilibrios que provoca el turismo mediante una estrategia global y en la que estén alineados todos los sectores es fundamental para asegurar la prosperidad de la propia industria y de las próximas generaciones.