Opinión | Tribuna

El fin de una anomalía

Aunque producía bochorno ver a la vicepresidenta de la Comisión Europea, Vera Jourová, en plan señorita Rottenmeier, vigilar cómo el ministro Félix Bolaños y el vicesecretario del PP, Esteban González Pons, firmaban en Bruselas el acuerdo para la renovación del Consejo General del Poder Judicial, lo importante es que después de cinco años y medio socialistas y populares hayan acabado con la grave anomalía democrática que suponía mantener el órgano de gobierno de los jueces caducado y con sus funciones amputadas. Ha hecho falta, según se ha demostrado, entrar en una etapa sin elecciones a la vista para que finalmente el PP haya acabado por aceptar un pacto. Estuvo a punto de hacerlo en varias ocasiones en los últimos años, pero siempre, con unas u otras excusas, se acabó echando atrás. La última vez, de hecho, hace ahora dos años, el acuerdo no cuajó por las presiones de la derecha radical, política y mediática, a las que fue demasiado permeable el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo.

También ahora han existido intentos de coacción. Isabel Díaz Ayuso le mandó la semana pasada un recado al líder de su partido advirtiéndole del error que supondría pactar con Pedro Sánchez la renovación del CGPJ. Afortunadamente, esta vez Feijóo no se ha dejado influir y, sobre todo, ha conseguido que el acuerdo se cerrara antes de que quienes quieren al PP en el extremo tuvieran tiempo a sabotearlo.

Si los términos del pacto se cumplen, se habrá dado un paso importante en la independencia judicial y la despolitización de la justicia. La mayoría reforzada para la toma de decisiones, el fin de las puertas giratorias entre política y justicia y la posibilidad de plantear conjuntamente la reforma de la ley del CGPJ, abren camino a la esperanza. Más aún en un momento en que la acción de algunos jueces y fiscales parece estar más en consonancia con sus afinidades ideológicas que con su obligación de aplicar las leyes, aunque estas no les gusten. Hay, por tanto, que felicitarse. Curioso, por cierto, que a Podemos y Vox el acuerdo no les agrade. n

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