Opinión | Tribuna

Okupación lucrativa

Este Gobierno se muestra incapaz para acabar con un problema acuciante que, desgraciadamente, va a más en España. Hablo del problema de la okupación, que adquiere ya caracteres insospechados, como se viene demostrando estos últimos años ante las diversas actuaciones de los okupantes. Estas situaciones marcan el foco de la actualidad, poniendo sobre la mesa no sólo este problema social sino todos los conflictos generados por el alto precio de las viviendas en general. Hay ya mucha picaresca en torno al movimiento okupa. Dentro del creciente asunto de la toma ilegal de viviendas, son cada vez más las personas que no pueden justificarse en la necesidad como motor para la okupación. Casos hay como el de la okupa Premium, la del chalet de lujo de Menorca, que fue por fin desalojada pero que se llevó todos los muebles y enseres de la vivienda.

Pues bien, hay testimonios para todos los gustos. Uno de los últimos que no deja de ser sorprendente es el del dueño legítimo de una vivienda en Móstoles, situada en una zona residencial; cuando concluyó con los trámites para mudarse a la vivienda, se encontró con que estaba okupada por un hombre que alegaba tener pagados diez años de alquiler. El propietario que ha contado su historia en la televisión pública madrileña, asegura que la persona que está viviendo en su casa de forma ilegal, no sólo no paga, sino que además realquila habitaciones a estudiantes a razón de 600 euros cada una, lo que le supone un ingreso mensual de 1.800 euros.

Encima, el okupa se lucra y hace negocio con el sudor de la frente del legítimo propietario. Apueste lo que quiera a que en su vida le ha dado un palo al agua, ¡para qué!, si en España hay españoles que trabajan y ahorran para que otros lo usufructúen. Esto solamente ocurre en España. En otros países la desocupación es inmediata. El dueño, padre de tres hijos, tiene que estar de alquiler y pasando por verdaderos problemas económicos para que el okupa siga a sus anchas, agrandando el drama personal del propietario. Para el okupa todas las ventajas, para el propietario todos los inconvenientes.

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