Opinión | Tribuna

Limitar, sí, pero desde el ecocentrismo

Y de nuevo se aúnan las voces que claman por implantar límites en determinados territorios. Esto no es nuevo y, desgraciadamente, parece que llegarían algo tarde. No podemos obviar que a nivel global existen límites del planeta que han sido ya traspasados. Pese a ello, todo reconocimiento explícito resulta positivo.

La sociedad civil es esencial para promover cambios legislativos; sin duda, es una herramienta muy poderosa que a nivel político no puede ni debe pasar inadvertida. Un ejemplo de su importancia fue el reconocimiento de esta problemática que realizaron los principales líderes políticos tras las manifestaciones ante el Consell d’Ibiza semanas atrás. Negar la necesidad de implantar límites es caer en una estrategia peligrosa al ponerse en contra del conocimiento científico. Esto puede poner en riesgo el bienestar de nuestra especie, así como la del planeta en su conjunto. Sobre la necesidad de implantar límites a nivel insular, ya hablamos hace tiempo de esta vía, especialmente al ser zonas de mayor vulnerabilidad ante el cambio climático. Por ello, resulta necesario ahora más que nunca seguir con esa impronta social para conseguir instrumentos y medidas efectivas y eficaces.

La dependencia de nuestra especie con la naturaleza es indiscutible, especialmente en una isla como la nuestra. A las consecuencias derivadas del cambio climático, hemos de sumar la destrucción continuada de los ecosistemas de los cuales dependemos, por nuestras actividades diarias. Además, podemos observar como los modelos económicos que imperan en la isla pueden ser considerados insostenibles teniendo en cuenta la situación actual de los recursos naturales. El sistema y modelo actual, que desde nuestro prisma viene a anteponer el crecimiento económico, resulta insostenible al no adoptar mecanismos integrales que permitan incorporar algunos aspectos esenciales como puede ser la regeneración y reparación del daño ambiental generado por las actividades antrópicas, por ejemplo.

La sostenibilidad, como concepto antropocéntrico, garantiza el bienestar de la especie humana aplicando para ello, entre otras cosas, el uso de los recursos naturales de forma que se respete su capacidad de regeneración. Esto significa garantizar su conservación, teniendo en cuenta la equidad social y la viabilidad económica de la explotación de los recursos empleados. Pero, esta aproximación ya no es suficiente, la visión antropocéntrica mira por el bienestar de una especie y ello resulta insuficiente para abordar de forma integral el análisis del daño ambiental generado por las diferentes actividades humanas. Por ello, es crucial incorporar el conocimiento científico a los mecanismos normativos y legislativos que se implanten, priorizando la visión ecocéntrica. La especie humana es una más de las que habitan en el planeta azul y se encuentra vinculada al resto de las que cohabitan en el mismo.

Resulta contradictorio que, pese a este reconocimiento a los límites realizado por algunos dirigentes políticos en las diferentes islas, se implanten o articulen mecanismos normativos que permitan modificaciones a numerosas normas, incluidas algunas de protección ambiental, bajo la forma de «simplificación administrativa». Esto demuestra esa controversia antes descrita en la que se «acepta» el sentir y clamor social frente a la saturación de las islas y el crecimiento insostenible al que nos hemos habituado como sociedad. La supresión de un órgano como la Comisión Balear de Medio Ambiente, «para que a partir de ahora los informes de impacto ambiental se pasen a evaluar desde una perspectiva estrictamente técnica y se dé el visto bueno, o no, en un tiempo razonable, y eliminar las interferencias políticas» resulta incomprensible si el objetivo se centra en proteger la naturaleza y los recursos que de ella empleamos de forma continuada.

Parece que estamos ante una demostración de cómo impera la visión antropocéntrica. Esto va a generar que los límites a implantar, si es que llegan, prioricen el bienestar de una única especie, lo que en mi opinión derivará en la ineficacia de los mismos. Es imprescindible que tanto los ciudadanos como los políticos adopten una visión ecocéntrica y tomen medidas integrales concretas para asegurar un futuro sostenible para todas las especies del planeta pues solo así tendremos opciones de adaptarnos a largo plazo y mitigar las consecuencias de nuestras propias acciones.

Esteban Morelle-Hungría es Profesor Universitat Jaume I y Doctor en Derecho ambiental

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