Opinión | Para empezar

Gracias Victoria, por educar a nuestros hijos

Se acaba el curso escolar y los padres comenzamos a tramar la recompensa a nuestros queridos maestros, al menos en Infantil. Desconozco hasta la fecha cómo evoluciona la relación progenitor y profesor con el devenir del tiempo, pero dejar a un niño de menos de tres años en manos de una persona desconocida es un acto ciego de confianza. Al inicio de las clases en septiembre aún no conoces a la maestra e intentas caerle bien para que cuide de tu hijo lo mejor posible, porque a esas edades necesitan más amor, paciencia y empatía que cualquier otra enseñanza. Con tan pocos años de vida, muchos pequeños no quieren separarse de sus padres y lloran cada día en clase, el tuyo, y los de los demás a la vez, y una sola persona tiene que consolarlos, decirles que su mamá y su papá van a volver a por ellos. Porque ellos no lo saben, aunque a cualquier adulto le pueda parecer una obviedad. Los primeros años de vida de un niño son determinantes para construir al futuro adulto en el que se convertirá. Elegir centro escolar, no es un tema baladí. Tener un buen profesional que los atienda es fundamental para que esas cinco horas como mínimo que pasan al día juntos sean lo más enriquecedoras posibles. Por eso me emocionan historias como la de Cati, la profesora de infantil del CEIP Sant Antoni, que recaudó junto a sus alumnos de cinco años casi 500 euros para la Asociación de Perros Abandonados de Ibiza. En su proyecto de clase, los niños diseñaron camisetas, las vendieron y luego desfilaron con ellas puestas. Aprendieron que, a veces, el trabajo tiene frutos dulces, los amargos ya los conocerán, pero no hay prisas. El camino es largo. Admiro también a los valientes maestros del CEIP Santa Gertrudis, que llevaron a cinco clases de Infantil a Cala Llenya esta semana. No oí ni un solo grito, todo fueron risas.

El curso que viene mi hijo seguirá con Victoria, su maestra de Santa Gertrudis, a la que agradezco su encomiable labor. Un buen profesor siempre tiene espacio en la memoria de un niño y en el corazón de una madre.

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