Opinión | Para empezar

Ibiza, ¿los últimos años de bonanza?

He oído tantas veces eso de «matar a la gallina de los huevos de oro» que, como la «magia» y la «luz» de Ibiza, ya me empieza a sonar a hueco. De momento, no se ha matado a ninguna gallina, solo se han dejado de repartir huevos (si acaso, nos permiten lamer, y poco, la cáscara), pero el negocio va viento en popa. El gasto turístico rebasó los 4.200 millones en 2023. ¿Los han visto por alguna parte? ¿En su calidad de vida? ¿En las infraestructuras obsoletas? ¿En las esperas de Can Misses? ¿En los servicios? El dinero, mayoritariamente, como entra, sale y lo que nos queda es una isla maltratada y una sociedad cada vez más fracturada y dual. El cacareado alargamiento de la temporada, en vez de bienestar, lo que nos ha traído son órdenes de desahucio más tempranas para maestros, enfermeras, familias (otros pagan más) y los poblados de miseria, inimaginables en Ibiza hace no tantos años, continuarán creciendo porque mientras siga habiendo pobres de usar y tirar para los trabajos no por menos cualificados menos imprescindibles (o incluso estándolo) no meterán mano a la especulación. Con la excepción de ‘hereus’ y poco más, la clase media desaparece de Ibiza, y aquellos también sufrirán la espantada de profesionales, el talento que huye y la conversión de su tierra en un parque temático al servicio de otros y su cultura, en espectáculo folclórico.

Yo no creo que Ibiza viva sus últimos años de bonanza sino que ya los vivió y que, sin una decidida intervención pública, la isla se encamina al modelo Dubái, burbujas de lujo medioambientalmente insostenibles frente a olas de calor y mares de desigualdad y chabolismo. Y dudo de que solo la lucha contra la oferta ilegal consiga frenar esto, porque no puede ser que, a la par que a tu hijo se le niega el derecho a la vivienda, no paren de anunciarse promociones de lujo para segundas residencias (para los ricos el territorio de Ibiza es infinito). Nos dirán que la UE prohíbe limitar su venta, y a brocha gorda es verdad. Es más, en un futuro Bruselas podría incluso zancadillear las planeadas restricciones a la entrada de vehículos o la intención de poner coto al turismo, con la excusa de la «libertad» (de circulación). Europa también manda aquí. Acuérdate el domingo.

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