Claves

¿Por qué ni Illa ni Puigdemont quieren presentarse ahora a la investidura?

Ninguno de los dos candidatos quiere correr el riesgo de un intento fallido

Salvador Illa y Carles Puigdemont.

Salvador Illa y Carles Puigdemont. / LORENA SOPENA / EUROPA PRESS / ZOWY VOETEN

Sara González / Carlota Camps

Ni Salvador Illa ni Carles Puigdemont. El papel de aspirante al primer pleno de investidura fijado para el día 26 ha quedado vacante. Ni el presidenciable del PSC ni el de Junts quieren exponerse a un intento fallido con el argumento de que hay dos meses por delante para intentar lograr los apoyos, pero cada uno de ellos, fruto de su estrategia negociadora, tiene sus motivos particulares para no dar todavía el paso. El dirigente socialista quiere esperar porque cree poder amarrar los 68 votos necesarios para prosperar, mientras que el posconvergente trata de acompasar el calendario del Parlament con el de su regreso a Catalunya.

Illa no se ha presentado nunca a un pleno de investidura. Podría haberlo hecho tras ganar las elecciones de 2021, pero lo descartó porque estaba claro desde el principio que la mayoría independentista le pasaría por encima. Sí que ha prometido, sin embargo, hacerlo ahora después de haberse impuesto en votos y escaños el pasado 12 de mayo y de que Junts, ERC y la CUP hayan perdido la supremacía en el Parlament. Pero el líder del PSC prioriza exprimir el margen temporal para defender su investidura con una alianza con republicanos y Comuns que le garantice que prospera y que cree poder obtener en los próximos dos meses.

Una voluntad que está estrechamente vinculada a cómo ERC gestiona su crisis interna, ante la cual los socialistas han optado por la condescendencia dándoles tiempo para digerir las consecuencias del varapalo electoral.  "Ni quiero hacer perder el tiempo a nadie ni tampoco poner prisas a nadie", ha resumido tras reunirse con el presidente del Parlament, Josep Rull.

¿Se presentará sin los apoyos?

Illa podría haber decidido postularse para marcar perfil y presentar su proyecto para el futuro Govern, pero ha valorado que sería contraproducente hacerlo a corto plazo. Primero, porque eso tensionaría aún más a los republicanos, que no están preparados -por lo menos por ahora- para votar que sí, de la misma manera que tampoco lo está el PSOE para conceder a los republicanos un modelo de financiación que vaya más allá del Estatut sin que eso abra la caja de Pandora entre sus socios en el Congreso.

Segundo, porque Puigdemont prometió volver cuando hubiera pleno de investidura aunque no fuera la suya y asumiendo el riesgo de una detención, cosa que agitaría de nuevo al independentismo y dificultaría aún más la entente con ERC. Y, tercero, los socialistas esgrimen que la ciudadanía ya no quiere más tacticismos ni "trampas" con escenificaciones que de partida se sabe que no fructificarán. No obstante, si el pacto se demora y, sobre todo, si se acerca la fecha límite del 26 de agosto sin lograr la cuadratura del círculo, el PSC deberá decidir si antes de ir a una repetición electoral Illa se expone a una votación que sitúe a todos los actores entre la espada y la pared. Por ahora, ha esquivado confirmar si piensa hacerlo o no mostrándose convencido de que el pacto "progresista" se hará realidad.

Puigdemont y su regreso

Tampoco Puigdemont quiere presentarse aún a la investidura. El expresident adquirió un compromiso durante la campaña: volvería a Catalunya para asistir a la investidura del próximo president de la Generalitat, fuera él o no el candidato, y estuviera como estuviera la ley de amnistía. Pero volver, con el riesgo de ser detenido en la frontera, para acabar siendo derrotado en el Parlament, no parece el mejor escenario. Además, abriría el debate sobre su futuro político, ya que también prometió no quedarse como jefe de la oposición en la Cámara catalana si no era elegido.

Por este motivo, el partido ha decidido esperar y guardar la carta del eventual regreso de su líder para cuando la negociación esté más engrasada. Difícilmente Junts conseguirá amarrar los apoyos necesarios para que el expresident vuelva al Palau de la Generalitat, ya que para ello precisaría de una abstención del PSC que los socialistas ya han descartado, pero sí podría alterar el tablero político. Que Puigdemont volviera para asistir a una investidura de Illa podría tensar aún más a ERC internamente a la hora de dar sus votos al PSC, y dinamitar un pacto que dejaría a Junts en la oposición.

Hasta que llegue el momento, Junts tratará de mantener vivas las posibilidades de Puigdemont agarrándose al pacto con ERC y la CUP que consiguió retener la mayoría independentista en la Mesa del Parlament, a pesar de haberla perdido en las urnas, y dar la presidencia a Josep Rull. Sin embargo, los sistemas de elección de los dos cargos -el de presidente de la Cámara y el de la Generalitat- son diferentes y no se pueden comparar ambas votaciones. Para impedir el nombramiento de Rull, el PSC tenía que pactar con ERC o el PP para que votaran a su candidato. No es así en el caso de la elección del jefe del ejecutivo, en la que solo se somete a escrutinio al postulante.

Los posconvergentes juegan con la necesidad aritmética del PSOE de sus 7 diputados en el Congreso, pero Illa es claro y pide no hacerse "trampas al solitario". "No me abstendrá a ningún otro candidato", ha afirmado el socialista por enésima vez este mismo miércoles.

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