Perfil

Keir Starmer, el abogado de origen humilde que devolvió al Partido Laborista a lo más alto

La formación había obtenido uno de los peores resultados de su historia apenas unos meses antes, bajo el mando de Jeremy Corbyn, y todo apuntaba a que la etapa del nuevo líder sería una travesía por el desierto

El líder del Partido Laborista, Keir Starmer, durante un acto de campaña.

El líder del Partido Laborista, Keir Starmer, durante un acto de campaña. / AP

Lucas Font

Pocos podían imaginar el éxito que Keir Starmer (Southwark, Inglaterra, 1962) iba a cosechar cuando tomó las riendas del Partido Laborista en 2020. La formación había obtenido uno de los peores resultados de su historia apenas unos meses antes, bajo el mando de Jeremy Corbyn, y todo apuntaba a que la etapa del nuevo líder sería una travesía por el desierto. Pero la situación cambió en apenas dos años. A los errores y los escándalos en el Partido Conservador se sumó la habilidad de un líder que consiguió ensanchar la base de votantes en un tiempo récord, atrayendo a los partidarios del liberalismo económico y manteniendo, al mismo tiempo, la confianza de las clases trabajadoras.  

Starmer ha recordado el origen humilde de su familia siempre que ha tenido ocasión, con el objetivo de ganarse la simpatía de los sectores de la población que más están sufriendo con el aumento del coste de la vida. "Sé lo que se siente cuando la inflación está fuera de control. El aumento del coste de la vida puede hacer que tengas miedo del cartero por si trae otra factura que no puedes pagar", aseguró en uno de sus actos de campaña. "En casa solíamos elegir la factura del teléfono porque, cuando nos lo cortaban, siempre era lo más fácil de prescindir", reconoció entonces. Las dificultades económicas que vivió en su niñez marcaron su carácter y definieron su futuro profesional en los años siguientes.

Carrera en Derecho

Hijo de un herrero y de una enfermera del Servicio Nacional de Salud (NHS), Starmer fue el primero de sus cuatro hermanos en ir a la universidad. Estudió la licenciatura de Derecho en la Universidad de Leeds y empezó su carrera profesional como abogado especializado en derechos humanos. Participó en casos contra grandes empresas como Shell o McDonald’s y defendió los intereses de los sindicatos para evitar el cierre de minas en Inglaterra, poco antes de ejercer como asesor legal del Northern Ireland Policing Board, un organismo creado para garantizar la transparencia y la imparcialidad de la policía en Irlanda del Norte tras la firma de los acuerdos el Viernes Santo en 1998. 

En 2008 fue nombrado fiscal general de Inglaterra y Gales, un cargo que ocupó durante cinco años y que le valió el reconocimiento de 'Sir' en 2014. Durante esa etapa cambió las guías para mejorar el apoyo a las víctimas de violencia sexual e investigó a miembros de la Cámara de los Comunes por presuntas irregularidades en sus gastos personales. En 2015, con 52 años, dio el salto a la política y entró en el Parlamento como miembro de la circunscripción de Holborn and St. Pancras, una zona tradicionalmente deprimida de la capital inglesa y en la que el Partido Laborista cuenta con un fuerte apoyo. Su bagaje profesional le dio un papel relevante en la formación bajo la batuta de Corbyn, de quien se distanció poco después y al que acabó expulsando del partido.

Líder laborista

Sus primeros años al frente de la formación no fueron fáciles. Los laboristas perdieron representantes en las elecciones locales de 2021 y en las elecciones anticipadas celebradas ese mismo año en algunas circunscripciones, como Hartlepool, donde su partido había mantenido el escaño desde 1974. Según una reciente biografía, el líder laborista llegó incluso a plantearse la dimisión. "Keir no paraba de decir que sentía que tendría que irse, que el resultado demostraba que el partido iba hacia atrás y él lo veía como un rechazo personal. Le dije que era demasiado pronto para ese tipo de cosas, pero fueron unas horas agitadas", explica uno de sus entonces asistentes personales al biógrafo Tom Baldwin.

Pero Starmer permaneció en el cargo y siguió adelante con la transición de su partido hacia la izquierda moderada. Un cambio que ha justificado por el fracaso de Corbyn en 2019 y por la necesidad de recuperar la confianza de los electores tras los pésimos resultados obtenidos hace cinco años, pero que ha contribuido a sembrar dudas entre el electorado sobre cuáles son sus verdaderas opiniones en materias como el cambio climático o la identidad de género. Según una encuesta publicada recientemente por el instituto de investigación Public First, cerca de la mitad de los entrevistados reconocen no saber qué políticas defiende

Starmer ha tratado de compensar la falta de concreción en algunas materias con una imagen de hombre corriente y entregado al servicio público. Una imagen que contrasta con la de Rishi Sunak, quien hizo fortuna trabajando en la banca de inversiones durante la crisis de 2008 y se casó con la hija de uno de los mayores multimillonarios de la India. Gran aficionado del Arsenal, el líder laborista aprovecha todas las ocasiones para ir a ver partidos al estadio y para apoyar a la selección inglesa, algo que le ha servido para presentarse como un defensor de la identidad nacional. Lejos de interpretar su carácter aburrido y poco carismático como un defecto, sus defensores consideran que aporta la calma y la tranquilidad que otros líderes, como el malogrado Boris Johnson, no supieron ofrecer.

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