Salud

Denuncia «maltrato» a su madre en Urgencias en Ibiza

Un hombre critica que no la atendieron, algo que niegan rotundamente desde la gerencia

Entrada del servicio de Urgencias del Hospital Can Misses.  | VICENT MARÍ

Entrada del servicio de Urgencias del Hospital Can Misses. | VICENT MARÍ

Marta Torres Molina

Marta Torres Molina

«No pararé hasta identificar a los responsables de Urgencias de Can Misses de la tarde del día 18. Y nos veremos en los tribunales». Así de contundente se muestra Xico Ribas después de presentar una reclamación por el trato que recibió su madre, de 87 años «y convaleciente de una caída por la que le habían dado ocho puntos en la frente hacía ocho días», en el servicio. «Maltrato sanitario», define Ribas.

Todo comenzó después de comer ese 18 de junio, cuando la mujer perdió el conocimiento: «no responde a ningún estímulo, ojos en blanco y sin que el tensiómetro dijera nada más que OUT durante más de cinco minutos». La mujer recuperó la conciencia mientras esperaban a la ambulancia «que tardó más de la cuenta porque se equivocó de calle» que la llevó a Can Misses. Allí, denuncia la familia, no les dejaron acompañarla hasta hora y media después, cuando la encontraron «en la sala de butacas»: «Estaba allí medio desnuda, con la vestimenta que dan, sentada en una butaca mezclada, sin ningún tipo de intimidad, con todo tipo de pacientes y familiares». La familia denuncia que en tres horas «no la había visto ningún sanitario ni le habían hecho ninguna prueba», por lo que su hijo salió a preguntar cuándo la verían: «Media hora después me dijeron que era la próxima». Pero la respuesta no le dejó muy contento, por lo que exigió hablar con un responsable, algo que no consiguió, por lo que presentó una reclamación oficial. «Sobre las nueve y media le hacen una analítica de sangre y orina y dicen que si sale bien la envían, sin más pruebas, a casa», relata Ribas, que califica de «chapuza eterna» la sanidad y la humanidad de ésta. Lo mismo que el servicio de defensa del paciente: «Pensamos que las instituciones sanitarias velan por nosotros y al final no son más que estadísticas, cargos y titulares de prensa. Todo sea por el luxury que nos quita de comer algarrobas, dicen algunos», zanja Ribas.

Desde la gerencia del Área de Salud de Ibiza y Formentera negaron ayer de plano la denuncia efectuada por la familia de esta paciente. Aseguran que si la paciente se encontraba con el pijama o camisón del hospital es, precisamente, porque se la había desvestido para hacerle pruebas. De hecho, detallan que durante las horas que la familia afirma que no se la atendió se le realizaron varias pruebas: de glucemia, temperatura, una exploración neurológica, análisis de sangre y orina, electrocardiograma, tensiometría y pulsometría. Datos, todos ellos, que figuran en el informe médico, señalan.

De la misma manera, desde la gerencia indican que la mujer pasó el triaje con la enfermera al instante, ya que llegó en ambulancia y que si se la puso en la sala de butacas es porque se comprobó que su nivel de consciencia era bueno y porque se encontraba en observación ya que, indican, «hay casos en los que es necesario dejar pasar unas horas y realizar unas pruebas» para ver cómo evolucionan los pacientes.

Así, señalan que tras comprobar que todos los resultados de las pruebas eran correctos y que el diagnóstico era de una lipotimia de la que se había recuperado, se le dio el alta. Respecto a no poder acompañarla en la sala de butacas justifican que se permiten o no los acompañantes en función de la saturación de la sala. Desde Salud entienden la preocupación de la familia y reconocen que debería informarse de lo que se está haciendo al enfermo, algo que no siempre es posible debido al nivel de trabajo del servicio. Además, reconocen que hubo un problema con la ambulancia: «Tardó 27 minutos, el doble de lo habitual. La ambulancia pinchó y se tuvo que activar un segundo vehículo, que partía desde más lejos. Se intentó contactar con la familia hasta en cinco ocasiones, pero no fue posible» .

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