Escándalo institucional

El PP de Marga Prohens blinda al presidente del Parlament, Gabriel Le Senne

Los populares permiten que el presidente del Parlament siga en el cargo pese a su comportamiento en el pleno del martes al utilizar su mayoría para abortar una posible expulsión impulsada por la izquierda | Hablan de «incidente deplorable» entre el dirigente de Vox y la vicepresidenta de la Mesa

Los portavoces del PP, Marga Durán y Sebastià Sagreras, ayer en el Parlament.  | G. BOSCH

Los portavoces del PP, Marga Durán y Sebastià Sagreras, ayer en el Parlament. | G. BOSCH

Gabriel Le Senne seguirá como presidente del Parlament por obra y gracia de Marga Prohens. El Partido Popular ha decidido blindar al dirigente de Vox justo cuando se cumple un año desde que tomó posesión del cargo a pesar de su actitud agresiva en el pleno del pasado martes con la vicepresidenta de la Cámara, Mercedes Garrido, cuando destrozó la fotografía de Aurora Picornell y otras dos ‘Roges del Molinar’, todas ellas ejecutadas por falangistas.

Los populares consideran que Le Senne debe seguir al frente de la institución con la única condición de que pida perdón de forma pública por lo sucedido, si bien toda la oposición denuncia que no puede continuar «ni un minuto más» porque ha perdido la «autoridad moral» para seguir en el cargo.

«Le Senne debería haber observado la falta de neutralidad de Garrido porque los miembros de la Mesa deberían guardar la imparcialidad, aunque el presidente perdió los papeles y eso no se puede producir de ninguna manera», argumentó el portavoz de los populares, Sebastià Sagreras.

Los cuatro partidos de la izquierda presentaron conjuntamente una remoción para iniciar el procedimiento para destituir a Le Senne aludiendo al artículo 39 del Reglamento del Parlament en el que se establece de forma clara que los miembros de la Mesa podrán ser cesados «por negligencia notoria y grave en el cumplimiento de las obligaciones y los deberes del cargo».

Pese al movimiento de los partidos de izquierdas, el PP y Le Senne hicieron pinza para evitar que se debatiera la iniciativa en el pleno de hoy para proteger al presidente y postergar lo máximo posible la discusión.

La oposición denuncia que la actitud «agresiva y reprobable» del presidente, arrancando físicamente las fotografías de las víctimas del dispositivo portátil de la vicepresidenta segunda, «constituye un acto de violencia que ni es tolerable ni tiene cabida en una institución democrática porque la violencia física nunca puede ser admitida como una forma válida de expresión en democracia, y menos aún de quien tiene que ostentar, con dignidad y neutralidad, la máxima representación de la Cámara».

A modo de justificación para rechazar la petición de destitución, Sagreras afirmó que se trata de un escrito «extemporáneo que además no hemos podido estudiar porque era extenso, largo y complicado» y defendió que el presidente decidió no admitirlo a trámite porque «esa es su potestad y su responsabilidad». Todo ello mientras defendió que «antes de pronunciarnos se nos tiene que dar un margen para poder estudiar el escrito».

A pesar de la exigencia del PP, el diputado de Vox no compareció ayer ante los medios en ningún momento del día para pedir perdón, sino que se limitó a ofrecer unas breves declaraciones ante TVE en las que afirmaba que «lo que me sacó de mis casillas, pido disculpas por haber perdido los estribos, fue que no siguieran mis instrucciones». En cambio, sí se disculpó con los demás portavoces en la reunión que mantienen cada miércoles en una de las salas del Parlament.

El Govern responde primero

El Govern fue el encargado de dar el primer paso para salvar a Le Senne. El vicepresidente, Antoni Costa, cuestionó a primera hora de la mañana el comportamiento del presidente de la Cámara porque su actitud «no fue todo lo afortunada que debería de haber sido» y reconocía que «otro comportamiento hubiera sido mejor», si bien fue el primero en descartar por completo que tuviera que dimitir al entender que lo sucedido no conlleva la suficiente gravedad: «Es preferible rebajar el nivel de tensión».

Apenas unas horas más tarde, la consellera de Familias y Asuntos Sociales, Catalina Cirer, expresó públicamente que «no se produjo una agresión, sino una actuación desafortunada» y recalcó que «en el fondo podríamos estar de acuerdo, pero no en las formas».

Una vez emitido el posicionamiento oficial del Govern de Marga Prohens llegaba el turno del Partido Popular, que había preparado su estrategia para blindar al presidente del Parlament, sin evitar las críticas a su comportamiento.

«Lamento el incidente deplorable que se vivió en la Mesa del Parlament por parte del presidente y la vicepresidenta, cuando una vez más la señora Mercedes Garrido no guardó la neutralidad que se le presume y la respuesta de Le Senne también fue totalmente deplorable porque no supo estar, no guardó las formas», aseguró el portavoz parlamentario del PP, quien culpabilizó a ambas partes del «espectáculo» vivido en la Cámara balear con el que tanto Prohens como los diputados populares quedaron «tristemente sorprendidos».

Sagreras culpó a Mercedes Garrido de lo ocurrido porque la vicepresidenta del Parlament tiene «comportamientos no deseables» durante las sesiones plenarias e incluso puso más el foco en el PSOE que en el presidente de la Cámara: «Los socialistas en los últimos días, faltando a la responsabilidad institucional, se han ido de diversas sesiones parlamentarias, y hace dos viernes el portavoz, Iago Negueruela, se dirigió con una violencia verbal extrema hacia la diputada de Vox Patricia de las Heras, que acabó llorando».

El Partido Popular no habló en ningún momento de la agresividad física de Le Senne ni de su comportamiento, sino que aludió a «lo que pasó entre el PSOE y Vox», repartiendo las responsabilidad por igual: «Nos avergüenza porque desde hace semanas observamos la creciente agresividad y tensión que se vive en el Parlament y empezamos a tener demasiados ejemplos de este mal comportamiento y de agresividad excesiva que los ciudadanos no entienden de ninguna manera».

En este sentido, Sagreras defendió que todos los diputados, «algunos más que otros», deberían aprovechar el final de este periodo de sesiones para «abrir una reflexión personal y colectiva sobre esta tensión y agresividad», aunque retiró de la ecuación a todos los representantes del PP.

Le Senne y el franquismo

En uno de los artículos que escribió antes de entrar en política y que han vuelto a estar de actualidad tras lo sucedido en el Parlament, Le Senne defendió que, si bien la situación durante el franquismo «no era ideal pues se trataba de un régimen autoritario», «entre el franquismo y la democracia, hemos gozado de unos 80 años de cierta paz y tranquilidad. Los primeros cuarenta, mejorando: cada vez más libertad y prosperidad. Los segundos, cuesta abajo (y sin frenos). Ahora, la alianza de la izquierda con el separatismo, sumada al caos de la pandemia, parece que terminará estampándonos contra un muro (como el de Berlín)». n

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