Incendio industrial | La extinción

Las claves para luchar contra un incendio industrial tan grave como el de Citubo

Chorros de espuma atacan directamente el fuego en la nave. | VICENT MARÍ

Chorros de espuma atacan directamente el fuego en la nave. | VICENT MARÍ

La noche ha sido larga para los bomberos de Ibiza. Un retén ha permanecido junto a las ruinas aún calientes de la nave de Citubo cercana al aeropuerto. Las llamas, que consumieron hasta el último rincón de las instalaciones, estaban controladas desde la media tarde de ayer, pero quedaba vigilar el espacio. Refrescarlo. Evitar que algún rescoldo volviera a prender el que es, hasta el momento, el incendio más impactante de lo que llevamos de año. Y complicado, según reconocía el jefe del Parque Insular de Bomberos, Miguel Sevilla, que destacaba las dificultades que supone apagar un incendio industrial.

Sevilla subrayó que para extinguir este tipo de fuegos se necesita mucha agua y espuma. Por este motivo, en las labores de extinción, además de la veintena de bomberos movilizados del Parque Insular, se solicitó el apoyo de vehículos para trabajos industriales, como los de los bomberos del aeropuerto, más especializados en este tipo de incendios. Llamaron también a camiones cuba de la empresa Bufí, porque hacía falta mucha agua. Y eso que los cuatro camiones que acudieron desde el Parque Insular llevaban 10.000 litros cada uno, según detalló la concejala de Medio Ambiente de Sant Josep, Felicia Bocú.

Las llamas, que se iniciaron en el exterior de la nave, se propagaron al interior de las instalaciones con mucha rapidez, relató Sevilla. En ese momento se activaron los rociadores del sistema antiincendios del edificio, que continuaron arrojando agua hasta que ésta se acabó. Unas de las imágenes más impactantes, grabadas en el interior de la nave, muestran precisamente ese momento. El suelo del edificio completamente encharcado y las llamas quemando todo a su paso.

«Ha evolucionado muy rápido y ha sido imposible que los bomberos trabajaran en el interior, ha habido que salir para trabajar en el exterior», detallaba el jefe de bomberos, que continuaba con el relato del incendio: «Se ha generado una gran cantidad de humo, temperatura y gases, que ha obligado a trabajar perimetralmente y, sobre todo, a evitar que se propagara a las naves próximas, sobre todo a la de alquiler de vehículos que está en su fachada en su parte izquierda». De hecho, buena parte del trabajo de los bomberos fue concentrarse en la cubierta y las medianeras para conseguir contener las llamas en la nave en la que se habían iniciado. Miguel Sevilla hacía hincapié en la «gran carga de fuego de todo tipo» del incendio. En total, en las labores de extinción del fuego participaron un suboficial, dos caporales y trece bomberos con dos autobombas, dos nodrizas y una autoescalera. Apagado el fuego, los bomberos siguieron allí. Les quedaba una noche larga por delante. Controlar los rescoldos. Refrescar las ruinas aún humeantes.