En la conferencia 'Santa Eulària en el archivo histórico de la pavordía de Ibiza', el historiador Francesc Xavier Torres Peters hará un repaso de toda la documentación que conserva la diócesis sobre el antiguo Quartó del Rei. Por ejemplo, la propiedad de algunos molinos de agua que pertenecían a los señores eclesiásticos, toponimia, onomástica, demografía? «En la pavordía tenemos, sobre todo, documentos desde el siglo XVII, como partidas de bautismo, de defunciones, de matrimonios? Y al final del siglo XVIII, con la creación del obispado, los padrones parroquiales, que son exhaustivos y en donde aparece casa por casa y persona por persona, con sus respectivas edades».

Pero eso es sólo la punta del iceberg de la historia de Santa Eulària. Hay muchos archivos que o se han perdido para siempre o aún no han sido hallados. Y eso se debe, en buena parte, a cómo fue repartida la isla tras la conquista del siglo XIII. Los límites de Santa Eulària han cambiado bastante desde entonces, cuando, con otros lindes, se llamaba Quartó del Rei y era propiedad del rey. De aquella documentación real «se ha encontrado poca cosa», explica Torres. La información que posee la pavordía de Ibiza sobre ese quartó «es mucho mayor que la que hay en los archivos civiles».

Por ejemplo, los entreveniments (registros de la actividad ordinaria de la parroquia entre los siglos XVI y XVIII) contienen «una serie de crónicas que hablan de ataques de moros a la costa de Santa Eulària». Detallan quién «defendió la población y quién salió herido, entre otros datos». También cuentan «casos de gente que fue esclavizada por los moros, que murió en Argel durante su cautividad o que fue rescatada y la pudieron traer de nuevo a Santa Eulària».

La pavordía conserva expedientes del Santo Oficio relacionados con santaeularienses, además «de causas civiles por conflictos por el diezmo, y causas matrimoniales y criminales».

Pero al ser un Quartó del Rei, la documentación que hay sobre Santa Eulària en la pavordía «ocupa menos que la de otros municipios», por ejemplo, menos que la del Quartó de Balasant o la de Portmany: «Los eclesiásticos no tenían allí señorío, de ahí que no se preocuparan de toda la propiedad de las tierras o de los diezmos», sólo de la que les correspondía, poca cosa. Toda esa información «debería estar registrada en los archivos reales, pero han desaparecido o no han sido encontrados. Es el gran vacío o hueco que tenemos en la historia de la isla, pues de la parte de Santa Eulària no hay capbreus (documentos de gestión del dominio señorial). No es fácil, por eso, estudiar lo relacionado con las fincas en esa zona de la isla».

Ese vacío documental ocupa, prácticamente, «desde la conquista de 1235 hasta que Cayetano Soler elabora, a finales del siglo XVIII, la capbrevació que recogía todas las propiedades de nuestras islas, con fines fiscales. Fue un estudio exhaustivo y detallado de todas las propiedades que tenían que pagar sus tributos a la corona».

Hay, explica Torres, censos del siglo XVI y una lista en el siglo XV que él mismo obtuvo en el archivo del Reino de Mallorca, pero también habla solo de censos: «De la parte de Santa Eulària sólo menciona dos o tres propiedades, nada más». De la parte real, sólo hay cuentas de «un par de años» del siglo XIV: «Por eso es muy difícil ver una evolución clara de qué se producía y en qué cantidades en Santa Eulària».

El borrón de la guerra

El borrón de la guerra

Entre los grandes vacíos de su historia está el de la construcción de la iglesia: «Por desgracia, todo el archivo del templo se quedó en Santa Eulària, pues no se cumplió lo que había ordenado el obispo Manuel Abad y Lasierra (siglo XVIII) de coger toda la documentación anterior a la creación de la parroquia y mandarla a la catedral. Permaneció allí hasta la Guerra Civil, cuando se quemó absolutamente todo» en agosto de 1936, momento en que la isla estaba ocupada por los republicanos.

Lo único que se conoce de la construcción de ese templo es a través del historiador José Clapés: «En 1903 aportó datos de cómo, en el siglo XVII, se hicieron los porxos y cuándo se abrió la puerta. En Sant Antoni, sin embargo, conservamos esos libros, pues no se quemaron, de manera que se puede saber cuándo se puso cada viga del porxo, quién la hizo,quién la colocó y cuánto costó. Todo».

Las llamas también «borraron» en la Guerra Civil la documentación de las cofradías de Santa Eulària, «como la del Rosario, que era muy potente».