Migración
Inmigración en Ibiza y Formentera: «Nadie de mi familia sabe que estoy en Europa con mi hija»
Una de las dos jóvenes madres que llegaron ayer en patera a Formentera junto a sus hijas pequeñas y 12 pasajeros más, cuenta su experiencia después de tres días de navegación desde Argelia
![Mabinty Sylla y su hija, ayer, en el hospital de Formentera.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/06ac4ff8-a9ac-453c-b60a-baa4ac463c4a_21-9-aspect-ratio_default_0_x845y551.jpg)
Mabinty Sylla y su hija, ayer, en el hospital de Formentera. / P.M.V.
Una nueva patera llegó ayer miércoles a la playa de es Arenals, en Formentera, prácticamente al mismo punto donde arribó otra embarcación de este tipo el pasado 1 de agosto con 17 personas a bordo. En este caso, entre los 16 pasajeros se encontraban dos madres y sus respectivas hijas de cuatro y cinco años, que fueron trasladadas al Hospital de Formentera para comprobar su estado de salud.
Se llama Mama Aissata Yeressa, nació en Mali hace cinco años y se ríe tímidamente cuando intento pronunciar su nombre por millonésima vez, sin conseguirlo. Su madre, Mabinty Sylla, de 23 años, se impacienta y me lo escribe en un trozo de papel, pero ni aún así. Sentadas en un banco de la sala de espera del servicio de Urgencias del Hospital de Formentera, acaban de ser atendidas por los facultativos para comprobar su estado de salud tras su llegada a la isla a bordo de una patera.
Junto a ellas viajaban otra madre con su hija de cuatro años y dos hombres también de Mali. Diez hombres más de nacionalidad argelina completaban el grupo de 16 personas que fueron avistadas sobre las 7.15 horas de la mañana de ayer a su llegada a la playa de es Arenals, en la vertiente de Migjorn de la costa de Formentera, prácticamente en el mismo emplazamiento que la patera que arribó con 17 migrantes a bordo el pasado 1 de agosto.
«Nadie de mi familia sabe que estamos en Europa, cuando tenga wifi llamaré a mi madre, pero ni siquiera les había contado que iba a hacer este viaje», relata Mabinty. Viste vaqueros, camiseta de manga corta, un pañuelo en la cabeza y unas chancletas de plástico en sus pies todavía cubiertos de arena de la playa. La pequeña solo lleva uno de los pijamas del centro sanitario y unas chanclas rosas. «Hemos venido con lo que llevamos puesto, ni yo ni mi hija necesitamos nada, solo queríamos llegar hasta aquí», asegura esta joven maliense.
![Patera llegada a Formentera con dos niñas de 4 y 5 años](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/615c8c4e-2745-40cd-97c6-9b99485ccf8a_media-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
Patera llegada a Formentera con dos niñas de 4 y 5 años / Pilar Martínez
Aunque evita decir cuánto le costó su plaza en la embarcación, sí calcula que estuvo ahorrando casi un año para conseguir el dinero y tuvo que negociar duro para poder subir junto a otros 14 pasajeros a una barcaza de madera, incómoda e inestable, y navegar durante tres días, desde Argelia hasta Formentera.
«No hemos comido mucho, solo hemos intentado dormir y hemos rezado mucho, sobre todo cuando el barco se movía», explica esta madre. Cuestionada sobre la presencia de algún patrón a bordo, algún cabecilla que pudiese liderar la embarcación, Mabinty lo niega y asegura que «ha sido dios quien nos ha traído, nadie más». «Yo he rezado mucho para llegar desde Mali hasta Europa» insiste, «y dios nos ha traído sanas y salvas», sostiene.
Y así, rezando o al menos dándole gracias al cielo con las manos juntas y los brazos en alto se los encontró Shirley Pereira, una trabajadora de Casa Pachá, mientras preparaba los desayunos para los clientes del establecimiento. «Estaban empapados, la niña más pequeña iba a la espalda de su madre y parecía un poco mareada», recuerda. «Junto a mi compañera, les hemos dado comida, bebida y unas toallas, porque tenían frío», relata.
Asustados pero felices
«Parecían asustados pero felices al mismo tiempo», considera Pererira. «Me han pedido que llamara a la Policía y me han preguntado si estaban en el puerto de Almería o en Ibiza y, cuando les he explicado que estaban en Formentera, pero que seguramente iban a ser trasladados a Evissa, se han puesto contentos, supongo que por haber logrado su objetivo y terminar el viaje a salvo», describe esta trabajadora.
Custodiada por agentes de la Policía Local de Formentera, Mabinty Sylla, que viajó desde Mali hasta la costa norte de Argelia «en transporte público», explica desde el hospital los motivos que le llevaron a emprender esta odisea: «Yo sabía que el viaje era peligroso, que a algunas mujeres las violan o que puedes morir en el mar, pero no podía quedarme más en Mali con los brazos cruzados, tenía que hacer algo». El padre de Mama Aissata estuvo de acuerdo con el arriesgado plan: «No estamos casados y yo ya no quería estar con él, así que no le importó que nos fuéramos», afirma.
Para el futuro, para mañana, Mabinty no tiene planes. «No sé nada, no sé dónde dormiremos esta noche, no sé qué van a hacer con nosotras, pero no me importa, porque ya estamos en Europa», concluye, sonriendo abiertamente por primera vez desde que comenzó la entrevista.
Procedimiento. De Formentera a la Comisaría de Ibiza
Tras localizarse a los recién llegados y si no presentan ningún problema de salud, son trasladados a las dependencias de la Guardia Civil en Formentera «para poder proporcionarles la ayuda necesaria y proceder a su identificación», informan fuentes del instituto armado. Ya en el acuartelamiento, intervienen los servicios sociales del Consell insular, que les facilitan comida, bebidas, mantas y ropa seca. También colaboran efectivos de Cruz Roja. Después de instruir el correspondiente atestado, se trasladan a Ibiza, y se ponen a disposición de la sección de Extranjería de la Policía Nacional.
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