El mayúsculo reto de Itziar González

Itziar González hidratándose tras la prueba

Itziar González hidratándose tras la prueba / Juanjo Serra

Jesús Rodríguez

Jesús Rodríguez

Itziar González lo ha conseguido. La nadadora vasca, de 50 años de edad, ha sido la primera persona en conseguir unir el trayecto entre Ibiza y Formentera con una discapacidad visual grave. La deportista, que solo tiene un 5% de visión, ha contado con la ayuda de sus compañeros Iñaki Arrillaga y Javier Juantegui, que entrenan y preparan este tipo de pruebas en el equipo Sp3 Swim de Donostia.

La distancia total recorrida ha sido de 14 kilómetros en un tiempo de 5 horas y 29 minutos. El grupo de nadadores salió a las 7.30 de la mañana, desde Cap d´Es Falcó (Ibiza) en dirección a Punta Gavina (Formentera), a la que llegaron aproximadamente a las 13 horas.

Ibiza Blue Challenge acompañó a los deportistas y se hizo cargo de toda la organización y logística, haciendo de guía desde el kayak y con una embarcación con equipo sanitario a bordo.

El reto formaba parte del ránking de cruces creado por Ibiza Blue Challenge en 2017, y que ya han completado un total de 38 deportistas.

La nadadora, emocionada

Tras conseguir lo que hasta el día de ayer era imposible, Itziar González atendió a Diario de Ibiza para mostrar sus impresiones. La nadadora, exhausta tras el esfuerzo realizado, destacó que «lo hemos conseguido. Ha sido muy complicado, pero he contado en todo momento con la seguridad de estar muy bien entrenada y de ir muy bien acompañada, las dos cosas», pero todo cambia al entrar en el agua: «Hasta que no te metes en el agua y empiezas a nadar. Entonces vas sintiendo y te vas compenetrando con tu compañero. Luego, según pasa el tiempo te empiezas a encontrar cansada, los brazos no te responden, te chocas con quien te está guíando... es algo que temía y que ha pasado, pero me quedo con haberlo logrado».

Itziar González durante el trayecto

Itziar González durante el trayecto / Juanjo Serra

«Tenía esperanza de hacerlo, pero mucho miedo de no conseguirlo», ya que hay muchas cosas que escapaban a su poder: «Se podían dar muchas circunstancias que no permitieran que pudiera cruzar: si la visibilidad no es buena no puedo encontrar a mi compañero, que no me respondiera el cuerpo, o que hiciese mal tiempo y no pudiésemos salir».

Respecto a la preparación, la nadadora echa la vista atrás: «Empecé a nadar hace tres años en un equipo que se llama Sp3 Swim, en Gipuzkoa». Fue una respuesta al estrés que sufría, que le hizo parar: «Venía de ser la presidenta de la asociación de mi enfermedad, y necesitaba un cambio», y confiesa: «Me animé a meterme en natación sin haber hecho deporte en toda mi vida. Me metí ahí y encontré lo que necesitaba».

El reto de unir Ibiza y Formentera le surgió de imprevisto: «El año pasado, un compañero me dijo que iba a hacer una travesía entre Ibiza y Formentera, y le dije: si lo haces, lo hago contigo. Y ahí empezó todo».

Los entrenamientos han sido duros: «Empecé a trabajar en febrero, con un entrenamiento específico entre 4.000 metros y 9.000 metros en piscina, y luego los entrenamientos generales, de lunes a viernes. Durante estos cuatro meses he ido a cuatro entrenamientos, de 3.000 metros cada uno, y al específico. Por lo que el máximo que he hecho durante estas semanas han sido 21 kilómetros semanales». Aunque el esfuerzo ha tenido su recompensa: «Hoy ha compensado. Si no llegamos a venir bien entrenados, habría sido imposible». Y no sólo son los entrenamientos: «Necesitas llevar una buena alimentación y una preparación muy exigente».

La nadadora, tras haber logrado completar la distancia entre Ibiza y Formentera

La nadadora, tras haber logrado completar la distancia entre Ibiza y Formentera / Juanjo Serra

Es la primera competición de estas características que realiza, «antes había hecho dos pequeñas pruebas de 3.000 metros». «Ahora quiero descansar, el final ha sido duro, estaba muy cansada. Había momentos en los que pensaba que hasta aquí llegamos», aunque «pronto se me ocurrirá algo, porque en el fondo me va la marcha».

Respecto a su entrenador y su guía, solo tiene palabras de agradecimiento: «Con Javi llevo entrenando un par de años. Al principio me sentía con miedo, pero con el tiempo henos nadado y entrenado mucho, y hoy es el día en el que ha estado conmigo durante 5 horas y 29 minutos. Él me decia: esto lo vamos a conseguir cueste lo que cueste».

Suscríbete para seguir leyendo