Crítica

La «ética» del Ayuntamiento de Sant Joan

Pilar Torres Torres

Primero me gustaría presentarme. Soy la madre de un joven del municipio que siempre se ha implicado en ayudar a los demás. A los 18 años ya era voluntario de Protección Civil y ha intervenido en muchísimos servicios sin importarle el día o la hora. Ha estudiado para técnico de Emergencias y Protección Civil y después para coordinador. 

El Ayuntamiento de Sant Joan lo contrató dos veranos como coordinador de playas. Al tercer año, como lo tenían que hacer fijo, lo hicieron hacer autónomo (falso autónomo, claro) y trabajó dos años más hasta que con un amigo pudieron hacerse con una empresa de ambulancias, las cuales cubren eventos deportivos, fiestas patronales, etc.

Tuvieron la oportunidad de acceder a la concesión de socorristas de las playas de Sant Joan (no se presentó ninguna empresa más).

Ellos hicieron lo que les dijo una abogada externa contratada por el Ayuntamiento, la cual les dijo que en principio empezarían el 2 junio. Buscaron socorristas, alojamiento para ellos y los contrataron para el día 2 junio. Por causas ajenas a la empresa no se empezó hasta el 26 junio.

 Antes le dijeron a mi hijo que su puesto de coordinador de playas era incompatible con la concesión de socorristas. A pesar de tener muchas opiniones de expertos en contra de esta incompatibilidad y para no perjudicar a su socio renunció a su puesto de coordinador. En agosto aún no habían cobrado nada del Ayuntamiento y los socorristas tenían que cobrar. Fue entonces cuando recurrió a nosotros.

Mi marido se dio cuenta entonces que los pliegos del concurso estaban muy mal: no contemplaban los sábados y domingos, las horas se pagaban por debajo de convenio, la figura de coordinador y jefe de torre (obligatoria) tampoco se contemplaban, en fin, un desastre. Después de muchas reuniones con el Ayuntamiento donde se aseguró que se arreglaría pero que requería tiempo, nosotros les dejamos el dinero para por lo menos pagar a los socorristas y a la Seguridad Social, fiándonos de la palabra de la alcaldesa.

Los pagos se iban haciendo a cuentagotas y Hacienda les reclamaba el IVA de facturas que no habían cobrado, los socorristas tenían que cobrar y todo con el Ayuntamiento dando largas. En una de las reuniones la abogada externa tuvo la desfachatez de decir que ella ya sabía que se la iban a pegar (muy profesional todo). Total, estamos en junio del 2024, la empresa tiene la cuenta embargada y el Ayuntamiento ha decidido contratar directamente a los socorristas (los mismos que buscaron ellos el año pasado) con un presupuesto de más del doble que les daban a ellos el año pasado.

Pero lo peor de todo es ver a mi hijo completamente desmotivado y sintiéndose engañado y usado por personas en las que confiaba ciegamente.

Este año fue a preguntar si lo necesitarían como coordinador de playas. Respuesta de la alcaldesa: no (muchas gracias). Ahora trabaja en otro ayuntamiento, pero es una pena que se haya tenido que ir de su municipio por el mal hacer del Ayuntamiento. Yo en estos momentos siento rabia, enfado, pena… pero sobre todo decepción.