Entrevista | Andreu Ferrer Juez de paz de Formentera

Andreu Ferrer, juez de paz de Formentera: «Me animé a ser juez de paz porque es una forma de seguir siendo útil»

Recuerda que el hecho «más deleznable» que ha vivido como funcionario del Ayuntamiento de Formentera fue el incendio provocado del archivo de Urbanismo, que considera que no se investigó bien y que sigue impune

El nuevo juez de paz de Formentera, Andreu Ferrer.

El nuevo juez de paz de Formentera, Andreu Ferrer. / Carmelo Convalia

Carmelo Convalia

Carmelo Convalia

Tras jubilarse el pasado año como funcionario de la administración local, donde empezó a trabajar en 1975, Andreu Ferrer asumió el pasado 4 de febrero el cargo de juez de Formentera jurando su cargo ante el juez decano de Ibiza, Juan Carlos Torres. Ferrer conoce profundamente la sociedad de Formentera, que ha visto evolucionar a lo largo de las últimas cuatro décadas.

Andreu Ferrer pertenece a esa generación de formenterenses que pudo ir a estudiar el bachillerato a a Ibiza, al llamado Seminario. Cuando acabó, empezó a trabajar en el Ayuntamiento de Formentera para notificar un catastro. Más tarde surgieron oposiciones, las aprobó y desde 1975 hasta el pasado año ha sido funcionario del Ayuntamiento y del Consell de Formentera. Recientemente fue propuesto por el pleno del Consell para ocupar el cargo de juez de paz que estaba vacante y que asumió a principios de febrero.

Andreu Ferrer delante de la sala de exposiciones que era la sede del Ayuntamiento cuando empezó a trabajar. | C.C.

Andreu Ferrer delante de la sala de exposiciones que era la sede del Ayuntamiento cuando empezó a trabajar. | C.C. / Carmelo Convalia

¿Ya ha podido entrar en contacto con el personal del juzgado de paz?

Sí, he pasado por el juzgado, he saludado al personal, que me puso al día de los próximos actos, como una boda y un acto de conciliación, y también firmé algunos documentos.

¿El juzgado de Formentera trata muchos asuntos?

Pues sí, hay muchos asuntos. El hecho de no tener un juzgado de una categoría superior hace que los juzgados de Ibiza manden notificaciones, exhortos y citaciones para prácticas judiciales. También tenemos el servicio de videoconferencia, que se hace conectando desde Ibiza y el Registro Civil.

Usted es una persona conocida en Formentera, ¿qué le dice la gente al saber que es el nuevo juez de paz?

Hay de todo, unos me felicitan y otros me dicen que no saben si darme la enhorabuena o no, pero en fin, bien...

¿Y usted, con qué ánimo asume el cargo?

He estado metido en muchas asociaciones y mi compromiso con la isla está allí. Respecto al tema del juez, la plaza ha estado vacante durante un tiempo. Joan Yern, el anterior juez, estuvo más de 20 años y antes mi suegro, Antoni Tur Xica, creo recordar que lo fue durante 24 años. Por lo que observo ha sido complicado encontrar a una persona ya que debe responder a un perfil determinado. En mi caso me he animado porque considero que es una forma de seguir siendo útil a la sociedad.

¿Se refiere a las incompatibilidades que tiene un juez de paz respecto a otras actividades?

Sí, las incompatibilidades son la mismas que las que tiene del presidente del Consejo Superior del Poder Judicial. La diferencia es que los jueces de paz pueden trabajar, porque el sueldo es simbólico, pero en según qué actividad. Por ejemplo, como funcionario yo no podía aspirar al cargo porque era incompatible. Tampoco puedo ser miembro de consejos de administración de empresas públicas o privadas ni puedo militar en ningún partido político ni sindicato.

Parece que los juzgados de paz tienden a desaparecer.

En la última legislatura de Mariano Rajoy hubo una propuesta para suprimir los juzgados de paz y privatizar el Registro Civil, algo así como el registro de la propiedad. Pero bueno, eso se quedó allí. Sería una lástima privatizar el registro ya que dejaría de ser gratuito. Pienso que el hecho de inscribir un nacimiento o una defunción debe ser gratuito.

¿Qué opina sobre que Formentera pueda tener un juzgado de instrucción, como ya apuntó el juez decano de Ibiza, Juan Carlos Torres, en su toma de posesión?

Es una reivindicación histórica y sería de justicia que Formentera tuviera un juzgado de categoría superior para no depender de Ibiza y evitar que la gente se desplace para cualquier cosa. Recuerdo que hace algunos años se hicieron juicios de pequeña entidad, digamos. Pero ahora ya no se hacen, el juzgado de paz no pasa de los actos de conciliación. Está el ejemplo de la isla de El Hierro que tiene juzgado de instrucción y tiene más o menos la misma población que Formentera. Hay que reivindicarlo y lo apoyo.

Cuando entró a trabajar en el Ayuntamiento de Formentera en 1975, ¿qué presupuesto manejaba la institución y cuántos funcionarios había?

Tres millones y medio de pesetas y éramos tres funcionarios y el secretario que, por acumulación de plaza que se llamaba, era el del Ayuntamiento de Sant Joan de Ibiza. Se desplazaba para los asuntos más importantes, plenos y cosas así, venía como tres o cuatro días al mes. En aquel entonces se registraban unos 250 o 300 escritos de entrada y de salida al año. En aquel momento todo era manual, solo teníamos máquinas de escribir mecánicas y no había fotocopiadoras, era todo con papel carbón.

« Formentera debería tener un juzgado de instrucción para no depender de Ibiza»

¿Había entonces tanta burocracia como ahora?

Por el estilo, eso no ha cambiado mucho. Recuerdo que a la gente que trabajaba de temporada en los hoteles les pedían, para asegurarles, un certificado que decía que habían perdido un anexo de la cartilla de afiliación a la Seguridad Social que tenía un papelito azul que se llamaba modelo A22. Para hacerte uno nuevo tenías que certificar que lo habías perdido. Entonces venían los directores de los hoteles con una lista y te decían, por ejemplo, ‘necesito estos 120 certificados’ y había que hacerlos todos a mano. Aquello era un engorro.

Usted ha estado 46 años en la administración local, ¿qué momentos considera como más importantes?

Fueron importantes las primeras elecciones locales de 1979, las primeras generales también, pero las locales más. Era la oportunidad de elegir a los miembros del Ayuntamiento por primera vez, después de no sé cuántos años. En la década de los ochenta fue, digamos, el despegue definitivo del turismo de Formentera, Porque en 1975 y siguientes, esto era un remanso de paz. Sant Francesc por las tardes era un pueblo desierto. También fue importante la aprobación del Estatut d’Autonomia, que comportó que Formentera tuviera un diputado. Y luego ya en 2007 la creación del Consell de Formentera. También hubo momentos que nos produjeron cierto dolor de cabeza, como la anulación de las elecciones locales de 1983 por la tramitación del voto por correo. Estuvimos varios días que no sabíamos por dónde tirar, ya que no sabíamos quién sería el alcalde hasta que se repitieran la elecciones. Al final se constituyó una junta rectora con el resultado proporcional de las elecciones.

Usted llegó a ser secretario municipal e interventor en el Ayuntamiento, ¿ha tenido alguna tensión con algún alcalde?

Sí, con varios, y los motivos eran generalmente porque querían hacer cosas que no se podían, entonces tenías que decírselo. Al principio de la democracia tenías que explicarles que no podían llevar un asunto a pleno porque no había seguido el trámite normal, por ejemplo. Luego, ya más adelante, iban buscando más tu aprobación como técnico, es decir que se quería hacer las cosas de acuerdo con la ley pero se buscaba que la ley fuera como al alcalde le gustaría y allí hubo tiras y aflojas más serios.

¿Y su recuerdo más amargo cuál es?

El incendio provocado del Ayuntamiento del 31 de mayo de 1999, pocas semanas antes de las elecciones locales. Veníamos de una legislatura muy convulsa políticamente pero al final fue un tema que ni se investigó como tocaba. Porque a las ocho de la mañana había pasado por dentro del ayuntamiento todo el que quiso, y nadie demostró mucho interés por investigar. Además se había hecho desde dentro de la propia institución, porque la puerta se forzó para disimular porque se hizo desde dentro. Aquello fue un tema muy serio, un atentado contra una administración en el que se destruyó buena parte del archivo de Urbanismo. Siempre digo que es el episodio más triste y más nefasto que he vivido. Cuando me jubilé escribí un correo electrónico a los compañeros del Consell de Formentera haciendo un repaso de los años que pasé y justamente comentaba este hecho como el más deleznable.

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