Desde hace tiempo, gran parte del personal de los hospitales públicos españoles se manifiesta en contra de la privatización de la sanidad pública. No soy político ni economista y desconozco si el modelo de gestión privada es más eficiente que el modelo actual. Me dedico a la medicina y al bien del paciente, y si los médicos somos tan valientes de defender una sanidad pública bien gestionada, también tenemos derecho a defender una sanidad pública de calidad y sin recortes presupuestarios.

Durante los años 2007 y 2008, en el Hospital de Formentera, y por iniciativa del doctor Prada, el doctor Costa, la doctora Ramírez y del doctor Pastor, se llevó una política de evitar en lo posible traslados en helicóptero de pacientes a otros hospitales mejor dotados asistencialmente. En ese hospital el número de pacientes que requieren asistencia médica especializada es mínima. Aun así, y por evitar los traslados y de esta manera justificar los ingresos hospitalarios o la lista quirúrgica, se produjeron consecuencias graves para algunos pacientes, simplemente por esperar si el cuadro clínico era lo suficientemente reversible como para no considerarlo grave y por tanto no subsidiario de atención especializada. De hecho, el doctor Prada manifestó en un periódico de la Comunidad balear que gracias a su modelo de gestión se redujo el número de pacientes que requirieron traslado a otros hospitales. Pero lo que no dijo fue el precio que tuvo que pagar el paciente a costa de su recorte.