De pie en la cara suave de es Vedrà hasta 122 millones de años pueden separar el pie derecho del pie izquierdo. La roca de la zona sur tiene 18 millones de años mientras que la de la norte, más escarpada, tiene 140. Es una de las consecuencias de los pliegues de la tierra a lo largo de la historia en las Pitiusas y solo una de las muchísimas curiosidades que pueden aprenderse en la exposición ´La geologia de les Pitiusas i el llegat Yves Rangheard´, que hasta el próximo 12 de junio acoge el centro cultural S´Alamera.
Más de 15 minutos pueden invertir los visitantes a la muestra descubriendo los caprichos de las rocas que forman la isla. «Es como un papel arrugado. Las placas se pliegan, se rompen, se encaballan y puede darse la situación de que las placas más antiguas acaben en la superficie, por encima de las más nuevas», comenta Xavier Guasch, comisario de la exposición junto a Alberto Tostón, señalando las líneas blancas que marcan los diferentes pliegues en las fotografías de Ibiza de Joan Costa. El Cap des Falcó es uno de los lugares en los que las placas están en orden inverso a las épocas, añade Guasch.
Los mapas de Rangheard
Los mapas que el propio Rangheard realizó durante sus visitas destacan por el colorido y las tramas que indican el tipo de rocas que hay, la edad que tienen y que están llenos de anotaciones como que en Cala Truja o Cala Vedella hay yacimientos de un tipo concreto de fósiles. «Se lo caminó todo», apunta Guasch dirigiéndose a la sala principal de S´Alamera, donde los técnicos acaban de colocar el panel en el que se proyectará un DVD y los cuatro cubos en los que los visitantes podrán descubrir, con un juego de luces y espejos, imágenes en 3D de los fósiles.
Al final de la sala principal están los dos muebles que el geólogo francés utilizó para guardar las muestras que recogió en las Pitiusas. Guasch busca las llaves para abrirlos. La madera del tablón superior tiene manchas de tinta, zonas descoloridas y marcas de vasos. Algunos de los 32 cajones (todos ellos etiquetados con cartulina de colores) están pegados con cinta aislante y guardan bolsas de plástico llenas de fósiles de diferentes tamaños. Muchos de ellos son ammonites parecidos a los que se pueden ver en las urnas en las que se exponen los fósiles de hace entre 200 y 150 millones de años.
Las últimas paradas de la muestra son los materiales de contrucción (piedra viva, marès y ladrillos de arcilla), un enorme bloque de sal y la pieza que más brilla de la exposición: un bloque de galena argentífera que Yves Rangheard recogió antes de que clausuraran las minas de plata de s´Argentera y de la que quedan pocas muestras.